Los artistas del sonido

Por: Bruno Suárez Romero

El arte del sonido es reconocido en certámenes internacionales desde hace décadas. En el entorno audiovisual cubano podemos referenciar varias obras que entre sus valores tienen al sonido como paradigma de calidad estética en el cine, la radio y la televisión.

Junto a la producción de música se promueve el trabajo de grabadores como Jerónimo Labrada en el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, la impronta del Laboratorio de Música Electroacústica fundado por Juan Blanco, así como, el trabajo realizado por los estudios PANAR, luego Egrem y los estudios Abdala, entre otros ejemplos.

En el recién concluido Cubadisco 2023 se estableció la categoría Arte sonoro para reconocer a los grabadores musicales y se dividió en: Arte sonoro con ambiente controlado (grabaciones de estudio) y Arte sonoro con ambiente no controlado (grabaciones en espacios abiertos), los premiados en esta edición fundacional del lauro fueron: Orestes Águila y Daniel Legón.

Independientemente de que en la actualidad exista la carrera de sonido en la Universidad de las Artes de Cuba, tanto en la Facultad de Música como en la Facultad de Arte de los Medios Audiovisuales, las bases del conocimiento de esa especialidad, que ha logrado un desarrollo positivo en nuestro país, están en el entorno radial.

Un avezado hombre de la radio llamado Medardo Montero Torres integraba, desde los años 50, la nómina de Radio Progreso como grabador. Él comenzó a experimentar con la mezcla de registros y los efectos tecnológicos, en tiempos, donde aún no se hablaba de grabación multicanal y mucho menos de digitalización.

Medardo es pionero en la aplicación de esa técnica en nuestro país y también en permitir que ese conocimiento fluyera entre los profesionales del sonido en la radio, entre ellos José Pepe Gutiérrez y José Ciervide Almeida, quienes lo acompañaron en esas faenas, cuando aún corrían los tiempos de la monofonía y apenas asomaba la nariz el estéreo directo.

En la enciclopedia digital Ecured, el nombre de Medardo Montero aparece en rojo por la ausencia de referencias sobre su persona, algo que se debe enmendar ya que, él, además, fue por más de 15 años director de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales, Egrem, donde promovió también esos conocimientos, aunque, hay que destacar que, en el contexto de la radio quedaron sus discípulos y se mantuvo la experimentación.

Desde el año 1959 y hasta inicios de la década del 80 la tecnología para audio de fabricación norteamericana, se mantuvo en plena explotación.

Después se incorporaron equipos provenientes de Europa del Este, especialmente de Hungría y ya en los 90, con el derrumbe del Campo socialista, se buscaron otras alternativas con tecnología de Europa occidental, norteamericana y japonesa, que llegaron a nuestro país por diversas vías.

La combinación de las consolas RCA, luego sustituidas por las húngaras, los micrófonos Neumann, RCA, Shure y Sennheiser, acompañaron la creación sonora en la radio, la cual creció en expectativas artísticas con la entrada en explotación, a mediados de los años 80, de la técnica multipista con grabadoras marca TASCAM puestas al servicio de la radio.

Un importante proceso de innovación se dio al procurar acoplar todo este equipamiento de procedencia tan disímil. En eso jugaron su papel técnicos e ingenieros de todas las emisoras y de la empresa HAYCO, perteneciente también el ICRT.

Artistas del sonido
Artistas del sonido

Pero volvamos a los artistas del sonido, aquellos que portaban el conocimiento y la influencia, muchos de ellos, de los experimentos de Medardo Montero.

La posibilidad de hacer grabaciones musicales de elevada factura estimuló mucho a los sonidistas, que dicho sea de paso fueron considerados como técnicos hasta el año 1991 en que se reconoció este cargo como artístico dentro del ICRT y pasaron a llamarse Realizadores de grabaciones, ediciones y transmisiones de sonido de radio.

Para optimizar las grabaciones musicales en la radio se instaló la técnica multipista en estudios de las emisoras nacionales Radio Progreso y Radio Rebelde, esta última, por esos años, había cambiado su programación y asumido las instalaciones de la desaparecida Radio Liberación (antes CMQ-RADIO).

En el estudio 1 de Radio Progreso (Estudio Teatro) y en el estudio 3 se comenzó a explotar esa técnica que indiscutiblemente engrosó el patrimonio musical de la nación.

Nombres como los de Domingo Antonio Arriada Coffigny, Pepín Carbonell, Luis Guillermo Rodríguez (Gogo) y Ernesto Agüero se significan como el primer grupo de grabadores musicales que explotó la técnica multipista en Radio Progreso, el cual fue aumentado con Eduardo Collazo, Yamilé Pulsan, Dioscórides Macías y Ángel Larramendi.

Simultáneamente se crean las mismas condiciones en el estudio 4 de Radio Rebelde, al instalarle una grabadora de 8 pistas, lo que, dentro del empuje promocional del suceso, se hizo llamar Estéreo 8 de Rebelde.

El plantel que llevó a cabo las primeras grabaciones multipistas en Radio Rebelde estuvo integrado por: Gabriel Palau, Alfonso Sixto Olivera, Jesús Suárez Puig, Oscar Perdomo y Bruno Suárez De Castro.

Tanto en Radio Progreso como en Rebelde se dividía la jornada laboral en 4 horas 30 minutos para evitar una sobreexposición de esos profesionales a excesivos niveles de potencia sonora. Se les consideraba, dentro de la evaluación artística, como los realizadores de sonido de más alta especialización.

De este trabajo se guarda un importante archivo musical que involucra a grandes del pentagrama cubano, además, fue la base para la grabación de las piezas musicales en competencia de concursos como el Adolfo Guzmán y el de la Organización de Televisoras Iberoamericanas OTI.

También en estos estudios se grabaron temas de presentación y música incidental para series y telenovelas. En esta labor se recuerda la presencia en estos estudios de grabadores musicales con ejercicio mayormente televisivos como: Eusebio Valdés y Gonzalo Aldama.

Más adelante en Radio Rebelde se abriría otro estudio con técnica multicanal, el estudio 2 (Estudio teatro), donde trabajarían Roberto Yon Cong y el ingeniero Alejandro Trujillo.

Entrado el siglo XXI se perfeccionaría la tecnología y se incorporarían otros profesionales de una nueva generación. Entre ellos: Eduardo Garcés, José Luis Vidal y Mijail Arteaga en Radio Rebelde, manteniéndose vigentes en el trabajo algunos de los anteriormente mencionados, como Luis Guillermo Rodríguez (Gogo) e incorporándose, de la nueva oleada generacional, Manuel López Mantecón, quien comenzó su ejercicio en Radio Progreso.

Mucho de lo logrado en materia de grabaciones musicales dentro de la radio, se debió al empeño autodidacta y a la búsqueda de posibilidades en el equipamiento.

Ecualizadores paramétricos, compresores-expansores y cámaras de reverberación se pusieron al servicio del arte sonoro, abriendo un abanico de posibilidades en la creación de los grabadores.

El archivo de una pieza musical sostiene en el tiempo el virtuosismo de músicos y cantantes, junto a los valores culturales de la obra, pero, entre los presupuestos artísticos que sobresalen está también el balance de los instrumentos, la ecualización y los elementos de dinámica sonora aplicados.

En cada uno de esos recursos técnico-artísticos está la impronta o el sello de un grabador musical, que enjuició desde su subjetividad la melodía, el ritmo y la armonía, para lograr el punto exacto donde hacer la mezcla y la masterización.

Probablemente en las enciclopedias del mundo jamás aparecerán sus nombres, pero, quienes aprendan a apreciar la obra reverenciarán ese trabajo imperecedero, que trascenderá los tiempos, especialmente dentro de la gran familia de la radio, donde quizás un anciano del futuro, al escuchar una música de antaño, le pueda decir con humildad a sus nietos: Esa canción la grabó mi papá.

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