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Un brigadista, una película y cuarenta años de recuerdos

Por: Indira Ramírez Elejalde

Fotos: Juan C. Borjas

El Brigadista es una de las películas más emblemáticas de la filmografía cubana.  A cuarenta años de su rodaje, aún tiene aficionados de todo tipo. Y sobre todo se destacan aquellos que se sintieron identificados por la realidad histórica que se estaba planteando. Fue una película que marcó una época, pues no sólo transmitía un mensaje humanista y alentador, sino que además presentaba un elenco de primera con artistas consagrados y otros que se iniciaban con éxito en el mundo de la actuación.

Por estos motivos el ICAIC, de conjunto con el ICRT, han preparado un programa variado que estará homenajeando a la película y a todas las personas involucradas en el rodaje y la filmación de este filme.

Mañana viernes se estrenará en el cine Charles Chaplin una exposición fotográfica de muestras inéditas tomadas por el fotógrafo de El Brigadista, José Hernández Suárez-Solar (Pepe). Además, se realizará un homenaje a Octavio Cortázar que como plato fuerte se presentará una entrevista hecha al cineasta por Pedro García Espinosa.

También se exhibirá la primera copia restaurada de la película en HD que renovará el interés por la misma, pues en esta se observa nitidez y limpieza. Los interesados podrán degustar de toda la música que Sergio Vitier compuso para este audiovisual y de una recopilación de textos valorativos escritos por figuras importantes como  Fidel Castro Ruz, Marta Rojas y Miguel Barnet.

Como homenaje particular, la revista Cubanow  ha querido conversar en exclusiva con Patricio Wood. El Brigadista fue su primer papel en el cine, en aquellos tiempos era un joven que había experimentado en la televisión y el teatro, pero luego de su protagónico su trayectoria se amplió dentro del Séptimo Arte. Se puede decir que esta película marcó un antes y un después dentro de la vida profesional y personal de este actor.

Desde su apreciación particular, ¿qué significó para usted que le propusieran filmar una película en la que sería el protagonista y además tendría el placer de trabajar junto a personalidades consagradas como fue el caso de su padre?

Lo primero que me impresionó fue que la noticia me la dio mi propio padre. Yo había hecho el casting junto a otros compañeros, pero jamás esperé que la llamada que entró aquel día fuera para hacerme saber que había sido el seleccionado. Recuerdo que mientras mi padre me daba la noticia su rostro se iba iluminando. A la vez yo iba sintiendo un contagio de gran sorpresa y al mismo tiempo cierta tensión. Sabía que la tarea que tenía por delante implicaba una gran responsabilidad.

Antes de que se me asignaran el papel yo soñaba con ser realizador, la noticia me llegó cuando aún era muy joven y la recibí con gran emoción porque respondía de cierta manera a la inquietud artística que estaba desarrollando.

Mi padre nunca se interpuso en nada de lo que hacía durante el rodaje. Siempre me dejó claro que solo sería un actor más y que el director era Cortázar. Luego me enteré de que si él tenía que decir algo sobre mi trabajo se lo consultaba al director, pues este era quien decidía si se hacía o no algún cambio.

Durante ese tiempo me di cuenta que había tropezado con una profesión de la que poco a poco me iba enamorando. Recibí nociones de ética profesional a las que fui muy receptivo. Recuerdo que en una ocasión mi padre nos escuchó a mí y a unos amigos hablando. Yo les decía que era el protagonista de una película, él me llamó aparte y me preguntó si sabía qué era un protagonista. Recuerdo haberle contestado que era el actor que más salía en la película, el que estaba en la mayoría de las escenas y quien más acciones realizaba. Y él me dijo: “Un protagonista es la persona por la que nunca se espera, así que vaya a estudiar”.

Tuve que estudiar, y mucho. Afortunadamente empecé en el cine con un personaje que no era histórico, pero al tener la película como referente la campaña de alfabetización tuve que investigar la época y sus principales sucesos. Por petición de Cortázar interpreté desde mi punto de vista lo que significó todo el proceso.

Realmente era muy joven cuando tuvo su primer protagónico en el cine. Cómo afrontó esa realidad y qué diferencias hay entre ese actor joven que protagonizó al alfabetizador y el actor maduro y consagrado de hoy

Cuando uno ve la película observa la vigencia humanista que aún presenta. Y me satisface mucho haber formado parte de algo tan grande visualmente que tuvo la pericia de recrear un período significativo de nuestra Revolución. Está el hecho de la campaña que se vio afectada por Girón, la muerte de Manuel Ascunce, las nacionalizaciones, la Reforma Agraria, entre otros. Afronté esa realidad preparándome, así pude interpretar lo que pasó.

Por otra parte, te puedo decir que Patricio Wood es un actor que cumple cuarenta años de haber iniciado su carrera en el cine y desde ese comienzo, no he parado de trabajar, ni de estudiar. Estoy orgulloso de haberme licenciado en el Instituto Superior de Arte (ISA) en la especialidad de actuación. Desde entonces cada vez amo más mi trabajo, me siento joven para seguir trabajando. Estoy feliz de haber continuado ese impulso inicial que me dio esa película, de no haber apagado esa llama que se encendió en mí cuando obtuve mi primer protagónico.

De su actuación en El Brigadista, ¿cambiaría algo en la actualidad?

Me siento complacido con mi actuación. Cada vez que la veo descubro cosas nuevas. Alfredo Guevara, una voz actualizada dentro del cine,  dijo en una ocasión que la película podía ser considerada un modelo. Si volviéramos a filmar El Brigadista creo que haría lo mismo.

¿Qué significó trabajar con el realizador Octavio Cortázar?

Para mí fue un gran placer, pues el resultado me gustó. Nunca olvidaré la profesionalidad con que Cortázar asumió ese trabajo y la profundidad con que dirigió su ópera prima.

¿Qué valoración daría usted al resultado final de meses de intenso trabajo?

Creo que la película fue a la esencia  histórica. La Campaña de Alfabetización no sólo  luchó contra la ignorancia, sino que también propulsó la formación de hombres nuevos. Existió una retroalimentación desde ambas partes implicadas, pues en definitiva cuando se enseña se aprende. Desde el punto de vista humano ocurrió un profundo cambio y eso no se olvidará jamás.

Dentro de la película hay una frase que resume estas nociones. El  brigadista le dice a Gonzalo: “Enséñeme a vencer el miedo, que yo lo voy a enseñar a leer y a escribir”. Es un intercambio humanista y es esta una de las razones por las que, como en pocas películas sucede, se logra conciliar la opinión de la crítica y la del público.

Se ha hablado mucho de la locación en que se desarrolla la película. Dígame sus impresiones al respecto. ¿Fue un reto filmar atrapado dentro de esa naturaleza virgen?

Una de las cosas que distingue la repercusión que tuvo esta película es el sentido de pertenencia que promueve. El filme se desarrolla en la Ciénaga y este espacio asumió como suya la película. Digo esto porque aunque parezca increíble sus pobladores celebraron el quince y el treinta aniversario de El Brigadista, con los extras como invitados especiales.

Fue filmada en los meses de diciembre, y todos estuvimos dependientes de las inclemencias del tiempo y de la naturaleza que nos rodeaba. Pero a la vez era importante filmar ahí, porque la ciénaga se volvió un símbolo de esa realidad adversa a la que muchos jóvenes se enfrentaron por cumplir la tarea que la Revolución les había asignado. Estábamos rodeados de hostilidad pero a la vez de una belleza inigualable.

¿Qué significó para su generación la película?

La película fue un gran acontecimiento cultural, logró record de espectadores. Específicamente medio millón de personas asistieron a los principales cines de la capital para disfrutar de una película que estuvo durante cinco semanas en cartelera. Recuerdo que en la premier los aplausos del público se extendieron durante quince minutos.

Y no creo que haya sido gratuito. Pues llevamos a la pantalla una gran verdad. De cientos de jóvenes alfabetizadores que enseñaban y a la vez aprendían. Que se enfrentaban a espacios desconocidos y realidades sociales distintas.

Creo que uno de los méritos más grandes que tiene la película es haber sido contextualizada en un hecho cultural, social y político del período de inicio de la Revolución.  Por tanto considero que El Brigadista estaba destinada a ser un gran acontecimiento.

 

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