Memorias del cine

GALA DE DIEGO EL CIGALA EN EL FESTIVAL

Por: RAFAEL LAM

En el 39 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, uno de los platos fuertes es la Gala de la obra Indiscutible: El alma de la salsa, con Diego el Cigala. Una aventura musical prometedora y triunfadora sobre la música cubana en la voz y las versiones del cantante de flamenco Diego el Cigala.

Los amantes de la música van a disfrutar esta alianza musical hispano-cubana que procede desde hace cinco siglos.

Se trata de un digital de España en color del 2017, ideado por la esposa de Diego, llamada Amparo que fue capaz de imaginar lo que su esposo podía conseguir con la salsa y las esencias de la música cubana como el bolero, en especial la obra de Miguel Matamoros, que en el 2003 consiguió colocarse en el Hit Parade Internacional y publicitarse en periódico The New York Time.

Diego Jiménez Salazar “El Cigala” vino a Cuba por primera vez en el Cubadisco 2004, en aquella ocasión  lo entrevisté para el periódico Granma Internacional y me dijo: “Vine a encontrarme en directo con el abundante yacimiento rítmico musical de Cuba, amo esta tierra. La muestra de ello es la grabación que hice de antológicas canciones cubanas como Lágrimas negras. Cuando aterrizamos en el aeropuerto de La Habana me dije: ¡Ay Dios mío ampárame!”.

Para Diego, la música cubana crea hábitos, “es una música muy adictiva, muy dominante. Cuba es para mí una medicina, una bella canción. Hubiera querido componer composiciones como las de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Pedro Luis Ferrer”.

“Cigala” es un crustáceo parecido al cangrejo, Diego toma ese sobrenombre por su amigo y colega el maestro Camarón de la Isla. El cantador español parece un moro de esos que anda por las calles habaneras como un cubano más.

“Yo soy un músico callejero, descubrí la música cubana que me ha catapultado al Hit Parade mundial desde fines del 2003. El sello de Calle 54,  de Fernando Trueba y Nat Chediak me apoyó. Me grabaron el disco con el pianista cubano Bebo Valdés, una gloria de Cuba. Fue un homenaje a la música cubana. Descubrí lo enriquecedor de la música cubana y latina. Imagínate, rápidamente el éxito se disparó, el crítico Ben Ratliff del periódico The New York Times, lo seleccionó entre los mejores del año 2003”.

El disco también logró el Premio Amigo 2003 de España y el Mejor Álbum de los Premios de la Música de Madrid. “No imaginamos el premio por ese disco, simplemente lo hicimos para gozar la música cubana, había una magia, fue una experiencia divina. Bebo tocó lo cubano y yo a puro flamenco, esa fusión tiene un antecedente en 1995 con los Encuentros entre el Flamenco y el Son cubano que fue el preludio del fenómeno del Buena Vista Social Club”.

Cada vez que Diego asiste a Cuba viene simplemente a gozar del país, “a guarachar la música cubana. Lo hago sin afán de lucro, simplemente porque donde primero debe difundirse lo que hago es en Cuba”.

El músico recibió las influencias de la música cubana a través del cantante cubano Antonio Machín que se instaló en España después de la guerra civil, en 1939, cuando España agonizaba de dolor y tristeza. “Después de aquella experiencia he ido descubriendo cantantes cubanos como Rolando Laserie que me dejó pasmado con sus boleros arrabaleros, como lo hacen los tangueros y gitanos. A Rolando lo escuché en la casa de Jorge Perugorría, donde suena lo cubano siempre”.

Diego ha tocado conciertos con Bebo y Chucho Valdés. “Con Chucho organizamos conciertos por América y Europa. Con  Chucho viajé a Quivicán, su pueblo natal. Allí descubrimos un  sobrino de Chucho que conserva una foto de Bebo en la etapa del ritmo Batanga de 1952. Me encantó ese pueblo campesino de Quivicán. El mundo cambiaría, conociendo esta gente tan hospitalaria, en vez de hacer la guerra que acaba con la paz del mundo”.

 

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