Cien años de soledad al cine

Por: Rafael Lam

La novela Cien años de soledad, al fin va a ser llevada al cine, en veinte capítulos por el emporio Netflix. Se espera que aparezca para el cumpleaños 95 del escritor colombiano.

Gabriel José de la Concordia García Márquez (Gabriel García Márquez), Aracataca, Magdalena, Colombia; 6 de marzo de 1927–Ciudad de México, México; 17 de abril de 2014.

Ya sabemos que se editó un audio-libro completo, por la Real Academia Española. Ahora Netflix se lanza en grande, es desconocida la fabulosa suma de dinero que ofrecieron a los hijos del escritor: Rodrigo y Gonzalo García Barcha. Tampoco se conocen ni los directores ni protagonistas.

Es lógico que la decisión de ofrecer el permiso de la obra para el cine, tardara unos años, la novela posee escasos diálogos y, por lo regular, pronunciado en tono sentencioso. Pero, los productores van a buscar la esencia de la historia, como es atinado, sin abaratar sus emociones.

En el libro de García Márquez hay flashback de elementos mágicos que, seguramente encontrarán en la película un universo adecuado. En cine siempre hay riesgos, toda película tiene su pro y tiene su contra. Pero vale la pena; porque no todos han leído el libro, no todos gustan de la lectura y, en el mundo hay muchos analfabetos aún hoy día.

Por otra parte, ¿quién sabe si en la película hay algo mágico, como se merece el libro? La vida te da sorpresas.

El libro se hizo para que los lectores se imaginaran a los personajes como quisieran; ahora con la película será lo mismo, pero por otro camino artístico.

Es verdad que el libro es un denso mundo que transita entre lo mágico y lo real. Se dice que, en otros tiempos respetaron en demasía los textos sin hacer los cambios propicios requeridos. El universo macondiano en toda su magnitud. Tampoco hay que pedir tanto, debemos conformarnos con que millones de amantes del cine se encuentren con esa magna obra que es parte de la cultura del siglo XX.

García Márquez contaba que ese libro de oro lo redactó en la etapa en que no tenían dinero:

“pero en que escribía como un tren, que es lo mejor que le puede pasar a un escritor. Me mantuve 18 meses en un cuarto, para poder salir a flote y escribir mi novela. Para comer empeñamos un auto que solamente dio para seis meses. Del alquiler de la casa debía tres meses y llegué a deber seis meses en total. Me dieron oportunidad. Al final, el libro resultó un macuto de 700 páginas, para enviarlo de México a la Argentina, lo pesaron y costaba 83 pesos. Decidí solamente enviar la mitad hasta 45 pesos. Finalmente fui hasta Monte de Piedad, quemé todas las naves como Hernán Cortés: Empeñamos el calentador (no puedo escribir con frío), el secador y la batidora para jugo de fruta a los niños. Me dieron solamente 50 pesos. Y con eso pesaron la otra parte del libro y la enviamos a la Argentina. Estaba verde de encabronamiento. Entonces mi esposa Mercedes me dijo: “Ahora lo único que falta es que esta novela sea mala”.

Como vemos, en la vida hay que tener confianza en lo que se hace, ser paciente y luchador. La vida premia a los que perseveran.