La novela de amor de Joaquín Cuartas
Texto y Fotos: Bruno Suárez Romero
El reconocido libretista Joaquín Cuartas Rodríguez, autor de una vasta obra de dramatizados radiofónicos arriba este 29 de septiembre a sus 80 años. Un aniversario cerrado se torna por lo general en pretexto para el homenaje y por no romper esa tradición amplificaremos en esta columna algunas de las ideas que tuvo a bien compartirnos en una entrevista.
Cuartas, quien ostenta los premios internacionales Tirso de Molina y el de Teatro Radiofónico Margarita Xirgu, por su trabajo como escritor, considera que la clave de su comunicación con el público está en tres constantes que trabaja en sus guiones: la familia, el amor y la dignidad. Expresa que esta última es la más dura de “las trágicas” y con su uso intencionado se logra dar verosimilitud a los conflictos.
Recuerda que sus primeros estudios formadores en la profesión fueron en un seminario de dramaturgia organizado por José Ramón Brene donde compartió, en calidad de condiscípulo, con Gerardo Fulleda León, Eugenio Hernández Espinosa y José Milián.
Cuenta que su llegada a la radio se produjo a partir de un aviso de su amiga Maité Vera. Ella le informó que en Radio Progreso estaban buscando un escritor para dramatizados. Hacia allá se encaminó y al llegar a la emisora fue recibido por el actor Antonio (Ñico) Hernández, entonces director de la planta, y el locutor Juan Ramón González Ramos (Tatita). De ellos recibió las primeras indicaciones sobre el lenguaje del medio.
El Premio Maestro de Juventudes –máximo reconocimiento que concede la Asociación Hermanos Saíz (AHS) –, se clasifica a si mismo como un escritor más de teatro que de otro género, esto es consecuente con su formación inicial, pero su trabajo se ha extendido con éxito hacia la aventura, el cuento y la radio-novela.
Dice ser muy propenso a la fantasía y se enorgullece de disfrutar, como un manjar delicioso, los bocadillos de sus personajes y la intensidad de los diálogos que logra construir. Confiesa que en cada uno de ellos hay una vivencia propia, a veces tan disfrazada, que solo él puede percatarse del vínculo con la realidad.
Entre sus preocupaciones está que no se pierda el rigor de tiempos anteriores en la realización de dramatizados radiales, y en este sentido pondera nombres como los de Oscar Luís López, Abelardo Rodríguez y Rafael Linares, directores que sentaron cátedra con su trabajo. Aplaude la profesionalidad de otros especialistas como la asesora Norma Abad y el musicalizador Iván Pérez.
Cuartas añora aquellas producciones radiales protagonizadas por Marta Velazco, Aurora Pita, Julio Alberto Casanova y otros inolvidables. Insiste en su preocupación por el futuro del género dramatizado en el medio. Cree que en los directores está la responsabilidad de mantener el rigor en este trabajo y, por encima de otros, prefiere reconocer la labor actual de Manuel Ramírez Heras, en Radio Arte, y Enrique Írsula, en Radio Progreso.
Joaquín Cuartas posee un notable sentido del humor y juguetea, de forma mordaz, con diversas problemáticas que resultan de interés común para los profesionales del medio. En cambio, muy en serio, plantea que a este medio hay que entenderlo, en sus esencias, y que para ser un buen directivo hay que ser un artista o tener alma de artista, referenciado, de forma especial, a Juan Hernández Díaz, quien fuera director de Radio Progreso y Radio Rebelde, y a Josefa Bracero Torres, vicepresidenta del Instituto Cubano de Radio y Televisión para la radio por casi veinte años.
De sus obras, recuerda con especial cariño la primera de ellas: La canción del Shannon, pero reconoce el éxito indiscutible de Cuando la vida vuelve. Al preguntarle sobre otros escritores radiales elogió la gran cultura de Manuel Ángel Daranas y la capacidad productiva de Alberto Luberta.
Joaquín Cuartas es un escritor activo del siglo XXI, pero se aferra a la tradición y realiza sus guiones en máquina de escribir. En una habitación de pocos muebles, pero repleta de ensueños, construye sus historias. Dialoga recio con sus personajes hasta convencerlos del rol que deben asumir en el relato, y los convoca a defender con dignidad el pedazo de tierra que les tocó, la familia y el universal sentimiento que se anuncia a los cuatro vientos por el narrador al dar paso, cada mañana, al más popular de sus espacios: Tu novela de amor.