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El desempeño del cómic cubano en el 2021

Por: Haziel Scull

 La embestida que supuso el Periodo Especial para el cómic cubano fue lo suficientemente fuerte como para que un arte que a finales de los 80 vivía su época dorada, se eclipsara y casi desapareciera en un lapsus mínimo de tiempo.

Solo algunos años después, gracias a iniciativas provinciales, gestores, artistas locales y la tradición de consumo nacional nunca desaparecida del todo, es que se comienza a ver una lenta recuperación del escenario historietístico. La labor del centro cultural Vitrina de Valonia, inaugurado en el año 2006 y su biblioteca de cómic, en funcionamiento desde el 2008; así como los eventos ArteCómic en Camagüey, iniciados en el 2010 y grupos como Éramos 13, que desde el año 2014 en Sancti Spíritus impartía talleres y realizaba exposiciones, impulsaron desde hace unos 15 años, un renacer del cómic nacional; que parecía sobrevivir solo en algunas páginas de las revistas infantiles Zunzún y Pionero, y en lánguidas publicaciones de determinadas editoriales.

A estos promotores del género, a medida que pasaron los años, se les han ido sumando proyectos que poco a poco van creando una nueva dinámica en el quehacer del 9no Arte y, a su vez, se convierten en espacios donde surgen nuevos creadores, se propicia el debate y el intercambio. Sirvan como ejemplos los proyectos Gato Negro en Pinar del Río, Comikaze de Matanzas, Mangakure-san en Santiago de Cuba y Krystapp o Mangakubano en La Habana. Aunque todavía no pueda hablarse de un movimiento fortalecido realmente.

Proyecto Gato Negro, Pinar del Río.

El ambiente casi desolado de un 2020 prácticamente inactivo donde, más allá del Coloquio Cómic Identidad y Memoria, realizado en febrero, no se pudo realizar otra actividad de tipo presencial relacionada con la historieta, esperaba verse dinamizado en el año siguiente; en el cual se preveían una serie de actividades recuperativas que mantendrían a los creadores/consumidores de cómic activados y expectantes.

¿Qué sucedió entonces con la historieta cubana en el 2021?

Si analizamos los resultados del panorama del cómic cubano en estos últimos doce meses, observamos que a principios del año, son apreciables los resultados de una explosión creativa. Los meses de confinamiento provocaron que muchos artistas emplearan el tiempo para crear o concluir cómics que, probablemente, nunca hubiésemos visto. Al igual que el año anterior, el espacio mayoritariamente escogido para presentar estas obras fue la plataforma digital, que ya había demostrado ser un espacio seguro y eficaz para exponer los trabajos.

Facebook e Instagram se mantuvieron siendo las plazas mayoritarias donde los artistas colgaban las páginas de sus cómics, y la red social Whatsapp conservó su papel como el sitio de encuentro virtual de los historietistas cubanos. Los grupos que se habían creado a lo largo de la pandemia, el año anterior, siguieron generando hermandad e intercambio de experiencias.

Sin embargo, algunas semanas después de comenzar el año, nos encontramos con un panorama similar al del 2020: producto de un rebrote de Covid-19, el país vuelve a cerrar escuelas, viajes y se declara una especie de cuarentena que vuelve a comprometer la realización de los eventos ya aplazados un año atrás. Esto provocó un desánimo general en casi todas las regiones del país en cuanto al desempeño de la historieta que se traduce en la opinión general de que fue un año pobre para ella.

En el caso de Pinar del Río, se suspendieron los talleres que se realizaban en la casa de la cultura 20 de octubre, en San Luis y la Pedro Junco, del municipio cabecera. Aún así, esto no comprometió a los talleres que se impartían, porque los profesores Roberto Martínez y Yunior Ramírez, accedieron a darlos online y en su propia vivienda, respectivamente. Ellos, parte del proyecto Gato Negro, mantuvieron la publicación de su ezine Viñeta 9 y la publicación constante de trabajos en sus redes sociales. Cabe destacar, además, la exposición que realizó el historietista e ilustrador José Ernesto Reyes Ortiz, uno de los artistas más completo del proyecto pinareño y ganador del Salón de Arte Joven 2021, en la casa del Joven creador, en la sede de la AHS de la provincia.

Camaguey trabajó de manera diferente. Provincia donde se realiza el evento de cómic más importante del país, las Jornadas ArteCómic, este 2021 estuvo deprimida en cuanto a realización de talleres y cursos. En el mes de enero, se realizó la única exposición del género en la zona: Una gota de tinta, como parte del Salón Gestos en la Galería Alarios. Esta exposición reúne el talento de jóvenes que a lo largo de los últimos once años han participado en las Jornadas.

En este año las tan esperadas Jornadas, una vez más, se realizaron de manera online mediante las plataformas Telegram y Whatsapp. Analizando las experiencias que nos dejó el evento el año anterior, en esta ocasión estuvo más centrado y enfocado en su rol de espacio para la promoción del cómic nacional; realizando conferencias, cursos y talleres virtuales, con el fin de salvaguardar el patrimonio historietístico y ponerlo en su justo lugar como elemento de la cultura tradicionalidad nacional. Alfredo Fuentes, su coordinar general, comentaba sobre la importancia estratégica que supone, en años venideros, el poder realizar e evento de manera presencial.

Un día después de haberse finalizado ArteCómic, que se realizó entre el 20 y el 26 de agosto, comienza en Santiago de Cuba la V Jornada de la Cultura Japonesa, gestionada por el proyecto Mangakure –san y también de forma virtual. Si bien esta es una de las actividades más importantes que se realizó en el oriente del país, este proyecto ha ido realizando ininterrumpidamente, a lo largo de más de un año, un taller de cómic llamado InkScroll, donde a partir de unidades muy bien dosificadas, se va aplicando la enseñanza de la historieta. Durante el tiempo que se estuvo efectuando el evento. Entre el 27 y el 31 de agosto de agosto, se realizaron un conjunto de dinámicas virtuales que lograron llamar la atención no solo sobre la cultura japonesa en general, sino sobre el cómic, como parte fundamental de esta, en particular.

Cabe destacar un panel muy enriquecedor sobre el manga como referente para los artistas nacionales, que provocó luego un debate sobre el entendimiento del manga y el anime y su manera de influir en los creadores cubanos. Quedó esa discusión para la experiencia de muchos que entendieron la función que tiene el cómic como elemento de la cultura de masas.

La Habana, aún siendo la capital y sede de grandes evento culturales, corrió casi la misma suerte que el resto de los regiones del país a partir del cierre y la inmovilidad. Los cursos y actividades que tendían a nuclearse en el centro cultural Vitrina de Valonia, al ser suspendidos, provocaron que los talleres que se impartían cada sábado en la institución fueran devueltos a su estado inicial online. Esto en muchos casos desanimó a los muchachos y no logró el nivel de calidad que podría haber alcanzado de ser presencial.

No obstante la dinámica creativa digital, no debe obviarse que el historietista trabaja para publicar, desea que su obra sea trascendente al espacio virtual y llegue al papel, como es la esencia del cómic en su función de elemento de la cultura de masas. Y aunque el momento hacía imposible la publicación física de muchas de las obras producidas, el tesón hizo posible que al menos pudiera concretarse la de Kronikas 5 (gestionado por Vitrina de Valonia y editado por la institución belga Maison Autrique). Esta anual publicación es una compilación de historietas de diversos estilos y géneros, aunque existe en ellas un nexo común: su apuesta por creadores jóvenes de todo el territorio nacional. El proceso de selección y edición infiere un trabajo serio, profesional y de respeto a la producción de historietistas que comienzan ahora a labrarse el camino en el mundo editorial.

Es en la capital donde Krystapp se mantiene publicando su ezine homónimo y realiza el Primer Concurso Juvenil de Cómic en el mes de julio, abriéndoles la puerta a los creadores menores de 18 años y garantizando el relevo generacional necesario. Por esas fechas se consolida la unión de las mujeres historietistas, muchas de ellas radicadas en la Habana, con la creación de un ezine llamado Aquelarre, enfocado sobre todo en la ilustración.

Puede que sea posible que, de seguir rastreando, lográsemos un listado inmenso de artistas, revistas y grupos alrededor del país que supieron enfrentar la embestida de la pandemia en su segundo año con creatividad y trabajo. Aquellos que fueron capaces de reinventarse, de utilizar las herramientas tecnológicas, de conectar con otros artistas y de crear, sobre todo de crear, pocas cosas les serán difíciles, esos son los verdaderos artistas e historietistas cubanos del hoy.

La llegada de la pandemia le dio al universo cubano del cómic un empujón creativo que no sabemos cuántos años hubiese tardado en llegar de manera orgánica. La obligación de estar en casa logró impulsar proyectos que no terminaban de concretarse, creadores que no eran capaces de encontrarse y de historias que no acababan de escribirse. El espacio digital logró que muchos artistas establecieran un diálogo nunca abierto; que las barreras geográficas, que tanto daño han hecho en un país con tendencia regionalista, se lograrán salvar y comenzara un intercambio fluido de experiencias. La realización del evento ArteCómic de manera virtual creó un precedente en cuanto a forma y estilo de ejecutar un festival como nunca se había hecho en el país. En este 2021 se pudieron mantener esos mismos niveles de compromiso, creación y profesionalidad. Si bien era notable en cansancio en la disminución de activismo historietístico en las redes y en la publicación constante de trabajos, sabemos que se estaba trabajando mucho en los hogares.

Los historietistas, tras el shock provocado por la pandemia en el 2020, en el 2021 se centraron más en ellos y en su superación.

Ya el universo de la historieta cubana no será el mismo, incluso después de que acabe totalmente la crisis sanitaria. Los nexos creados mediante la plataforma de las redes sociales, la confianza individual ganada gracias al tiempo dedicado a la creación y el perfeccionamiento del estilo, la lectura y estudio del cómic con la seriedad que entraña su categoría de manifestación artística y sobre todo las iniciativas colectivas en cuanto a maneras de ver el futuro del 9no Arte; son argumentos suficientes para confiar en un resurgir del cómic con nuevas maneras de hacer.

Queda solo esperar a ver cómo se van desenvolviendo estas energías y si somos capaces de no deslizarlas por el camino del facilismo, el continuismo y la comodidad creativa que lleva a la desaparición de la innovación y por ende a la muerte del arte. Un arte que no puede morir.

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