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Buscando tesoros con María Novaro

Por: Berta Carricarte

Una de las cinematografías más potentes de América Latina es sin dudas la mexicana. Con una larga tradición en el medio, siempre cabe esperar propuestas que continúan dando fe de su valía artística sobre todo en los largometrajes de ficción, como siempre representados en el 39 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.

En el caso de los cortometrajes de ficción, llama la atención No pases por San Bernardino (Hugo Magaña, 2017) que aborda el impacto de la violencia social en una familia pobre, de una humilde región mexicana. Lejos de poder trabajar y desarrollar una vida normal, las energías de aquellos ciudadanos se pierden en la lucha permanente por reclamar derechos, denunciar atrocidades y acusar al gobierno de violaciones y desmanes. Al convertirse esta lucha en una forma de vida donde la perpetua exigencia de justicia es la clave del día a día, los sujetos se valen de cualquier evento para reforzar su plataforma política. El líder de la comunidad trata de convertir la muerte accidental de un niño, durante los enfrentamientos con la policía local, en una bandera de denuncia. La madre se ve envuelta en la misma batalla y manipulada para que apoye una causa de la cual ella no se siente parte. Del otro lado los políticos intentan minimizar el suceso o desviar la atención pública comprando la aceptación y el silencio de la madre.

Inevitablemente el corto pone al espectador ente la necesidad de plantearse una toma de partido. La madre tiene su propia opción, por lo tanto, el espectador tiene ante sí varias propuestas. Cada cual optará por la suya. Pero de regreso a lo que propone No pases por San Bernardinoen términos de producto audiovisual, digamos que es difícil no salir del cine con el sabor amargo de la dura realidad vista en pantalla; sería muy raro no experimentar un sentimiento de derrota al constatar una vez más la ceguera, el egoísmo y la crueldad humanos, haciendo estragos en una comunidad donde los niños no tienen derecho a una existencia segura. Desde ahí vemos un futuro fuertemente comprometido, pues los niños que sobrevivan tendrán, a su turno, que plantearse sus propias opciones de vida: plegarse al sistema, optar por la lucha civil o la lucha armada, emigrar, etc.

Cuando despide a otro chico que parte a la escuela, mientras ella se va a la capital a seguir reclamando justicia por la muerte de su hijo, tanto la madre, como nosotros mimos, nos preguntamos si este pequeño no se convertirá también en víctima al pasar por San Bernardino. Con esa angustia compartida nos quedamos irremediablemente.

Sin embargo, en Tesoros, María Novaro ofrece una visión bien distinta de una realidad que obviamente coexiste con la mostrada por Hugo Magaña en su cortometraje.  Un matrimonio con sus tres hijos se muda a Barra de Potosí, en el estado de Guerrero, y en el propio proceso de adaptación de los niños a la comunidad, aportan su cuota de esperanza, alegría, virtud y coraje. Con guion, dirección y edición de laNovaro, en la cinta se emplea la narración en off de Jacinta, de apenas 6 años, para descubrirnos la manera campechana conque los niños reordenan sus sueños, comparten su espacio y sus juegos, observan la plenitud de la biodiversidad de su terruño, y ensayan la conquista del tesoro que es la propia vida, de la que son máximos protagonistas.

Trabajar con niños sin caer en situaciones ridículas, sin violentar sus naturales dotes expresivas, es muy difícil. Pero María Novaro lo consiguió al ciento por ciento. Sospecho que ella respetó la espontaneidad conque los infantes se conducen en la cotidianidad. Tiene que haber filmado durante muchas horas, para poder decantar la bobería, del hecho dramático imprescindible, así como eliminar el momento infortunado y salvar la situación más intensa, emotiva y estéticamente adecuada. También es su mérito haber introducido una situación argumental que enganchara a los pequeños, que los atrapara y pudieran convertirla en su historia, a su manera y con la energía propia que la fantasía infantil trasforma el mundo en ficción y la ficción en arte.

Cómo y por qué hacer una película sobre las maravillas de la naturaleza en aquella comunidad de pescadores, una región abatida por la misma violencia social mostrada en No pases por San Bernardino. La propia cineasta lo declaró en el cine Chaplin, durante la presentación del filme. Ella quiere que nos conectemos con nuestro niño interior, y experimentemos ese estado de gracia que es la pureza de los sentimientos hacia los seres vivos de este planeta, y hacia el misterio de lo desconocido. Porque dentro de un niño no hay maldad sino esa iluminada ignorancia que llamamos inocencia.

Al poner en el centro de su interés la biodiversidad, Tesorosrescata al sujeto de la desesperanza habitual y lo pone frente al universo inconmensurable como lo que el ser humano es: apenas una partícula imperceptible de la galaxia. Como los protagonistas son niños, y no habita en ellos todavía ni el odio, ni el ego, ni el miedo a la muerte, en su pesquisaje del tesoro van cargando al espectador de una energía y un deseo de vivir y construir, muy ajeno al sentimiento de dolor y derrota que produce No pases por San Bernardino. Esnecesario que las personas sometidas a la cruenta realidad, experimenten otra forma de ver la vida. Es inevitable que los seres humanos encuentren el camino de la justicia, de los derechos y valores humanos a través de la naturaleza que es, en última instancia origen de toda la vida en este planeta asediado hoy por sujetos ysistemas perversos. Por más que parezca un eslogan, salvar el planeta es, desde mi punto de vista, nuestra primera opción.

Debo señalar también que nunca permitió la cineasta enfocar su lente en el paisaje en detrimento del sujeto humano, sino que logró captar una aproximación equivalente, donde naturaleza y vida humana conviven en un mismo plano y con el mismo peso.  De ahí que la fotografía no se convierta jamás en un panteón iconográfico de las bellezas de Barra de Potosí, sino en un recurso expresivo más para contar una historia sencilla y sabiamente distante de toda pretensión.

Tampoco le interesa a la cineasta demonizar la tecnología, más bien apela a su faceta menos burda. El pequeño Dylan tiene un Tablet, con un simple juego de piratas y tesoros escondidos. No se trata de abstraerse en un dominio virtual o enajenarse en su inhumana dimensión, sino de utilizar sus potencialidades para trasportarnos hacia el mundo real, e ir en busca de la aventura que solo se goza y se vivea plenitud entrepersonas reales. En ese punto donde la tesis del filme se funde con los recursos del lenguaje cinematográfico para expresar su potente mensaje, el empleo de la música resulta un acápite meritorio. Las interpretaciones vocales de Zindu Cano, alcanzan una fuerza emotiva impresionante, directa al corazón del público, pero sin dejar el más mínimo margen al romanticismo bucólico y trivial. De ahí su inolvidable impacto.

Aunque a lo largo de muchos años se destacan no pocos realizadores con un indudable éxito y reconocimiento internacional, la sistemática participación de mujeres en la producción de cine en México, les ha dado un nuevo matiz a las producciones aztecas. Entre los nombres femeninos más importantes el de María Novaro, se asocia con la directora de cine más exitosa y conocida de México. Sus argumentos giran en torno a la condición femenina.Entre sus filmes más recordados están: Lola (1989),Danzón (1991) y Sin dejar huella (2000).

Finalmente, siento imprescindible resaltar los valores técnico-artísticos del cortometraje Hugo Magaña, así como la legitimidad del abordaje de las complejas condiciones sociales que amenazan el desarrollo de la infancia y la vida en ese punto de México, como botón de muestra de un estado fatal de cosas a nivel nacional. Pero en mi modesta opinión, la amargura que deja en mí No pases por San Bernardino, solo me deja sufrimiento y frustración. La alegría que emana de Tesoros, me sirve para crecer, vivir, creer y crear.

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