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Santiago Alfonso en el cine, la danza y el cabaret

Por: Rafael Lam

Foto: Tomada de Internet

            Santiago Alfonso es uno de los grandes de la danza (Premio Nacional de Danza 2006) y también del cabaret y el cine. Pude estar de cerca en el trabajo de Santiago desde la época del cabaret Tropicana, cuando en 1998 escribía un libro sobre el famoso cabaret.

Recientemente lo vimos en una película autobiográfica del bailarín Carlos Acosta en la que el propio Santiago hace de padre de Carlos Acosta. Una película en la que Santiago hace un sorprendente papel aportando su recia personalidad.

Esa faceta no es nada nuevo, ya lo habíamos visto en la película de Gerardo Chijona, dedicada al cabaret Tropicana de 1999.

Santiago Alfonso es un artista integral, se inicia como bailarín en la década de 1950, bailaba en el cabaret Sans Soucí; pero tenía la intención de estudiar, superarse, y esa oportunidad la tiene a la llegada de la Revolución en 1959.

            “En esa etapa conozco a Ramiro Guerra, maestro de maestros en el Conjunto Nacional de Danza. Comienza entonces una etapa de búsqueda del folclor afro, de algo distinto a lo acostumbrado. Ramiro nos formó, nos fabricó en muy buena medida”.

A su vez Santiago concibe una escuelita en la Casa de la Cultura de Centro Habana, en la calle Carlos III. Era una escuela de intercambio de conocimientos, era la etapa de entusiasmo por aprender todo lo posible.

Santiago fue rompiendo con el estancamiento del arte por el arte. Él sabe que los artistas deben prepararse en muchos aspectos, para después ir a la especialización.

Santiago recibe los conocimientos de Ramiro, de Lorna Burdsall, de Tomás Morales. También aprendió de los conceptos de Elena Noriega, Clara Carranco, Joaquín Venegas, José Parés, Roberto Rodríguez, Ceferino Barrios, Lorenzo Morreal. De todos fue absorbiendo en su formación.

Llega a ser Director del Conjunto Folclórico Nacional donde hizo una especie de revolución danzaria. Es fundador del ballet, la danza moderna y el folclor. Contribuyó al enriquecimiento de la danza en Cuba, la búsqueda del bailarín absoluto.

Entonces llega al cabaret Tropicana y logra imponer en un pequeño taller, una escuelita bien conformada de cabaret, todos sus conocimientos de formación del bailarín.

Santiago Alfonso llegó al cabaret después de absorber el inmenso magisterio de Ramiro Guerra cuando estuvo en el entonces Conjunto Nacional de Danza Moderna, hoy Danza Contemporánea de Cuba. Santiago se declara discípulo de Ramiro, de Lorna Burdsall, de Tomás Morales y de otros artistas llamados por la historia a dejar, como él, su huella indeleble. Giras internacionales, incontables escenarios y, sobre todo, un profundo conocimiento de la cubanidad, vista como una síntesis de su propia experiencia, permiten no asombrarnos que sea una obra mayor de la danza teatral cubana¨.

Mucho influye a los bailarines y coreógrafos como Santiago, la aparición del musical estadounidense llevado al cine West Side Story, obra del coreógrafo Jerom Robbins en la década de 1960, West Side Story, también conocida como Amor sin barreras en Hispanoamérica, es una película estadounidense de 1961, del género musical, drama, dirigido por Robert Wise y Jerome Robbins. Protagonizado por Natalie Wood, Richard Bayer, Rita Moreno, George Chakiris y Russ, en los papeles principales. Está basado en la obra musical del mismo nombre, inspirada a su vez en la obra de teatro Romeo y Julieta de Shakespeare. La música fue compuesta por Leonard Bernstein.

En es época también llega a Cuba el famoso coreógrafo Maurice Bejart con sus  influencias del Oriente. Bejart era un bailarín y coreógrafo naturalizado belga. Abogaba por la libertad en el baile. Contaba con un gran número de seguidores en Europa, sobre todo entre la juventud. Él y Jean Laurent fundaron el Ballets de l’Étoile.

Santiago es seleccionado como miembro del Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y Vicepresidente de la Asociación de Directores Artísticos de la misma.

Ha logrado en su trabajo autenticidad en la danza con la sabiduría y el talento. Su amplia experiencia, versatilidad y profesionalismo le han permitido ocupar un lugar sobresaliente dentro del trabajo coreográfico en Cuba.

Obras como “El rey Cristóbal”, “¿Quién le teme a Virginia Wolf?”, “María Antonieta” y “Ochosi y el venado”, así lo demuestran. Es internacionalmente reconocido por la dirección de exitosos espectáculos presentados por el Cabaret Tropicana, tanto en Cuba como en importantes plazas artísticas de otros países.

Ha recibido además las Medallas Raúl Gómez García y Alejo Carpentier, así como la Distinción Por la Cultura Nacional.

Fuentes:

Yaima Tamayo, especialista y estudiosa de la danza.

Sitio Cuba Escena del Ministerio de Cultura.

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