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Televisión cubana: en el camino hacia la interactividad

Por: Maya Quiroga

Nació hace 70 años, justo el 24 de octubre de 1950. Tiene una historia linda, aún por escribir, donde no pueden faltar hitos como que Cuba fue el tercer país de América Latina –junto a México y Brasil– en contar con ese maravilloso medio de comunicación, en inventar esa maquinaria de significación que es la telenovela y en llevar el teatro a la pantalla chica.

Como bien se conoce en ella predominaban los espacios “en vivo” y los primeros programas que llegaron a la audiencia de La Habana fueron partidos de béisbol transmitidos desde el Stadium del Cerro. La programación comprendía también algunos espectáculos artísticos y un número reducido de musicales y humorísticos en los que se intercalaban cuñas promocionales destinadas a la venta de productos, a tono con el carácter comercial de la incipiente televisión. Además, todo el equipamiento tecnológico que se empleaba en sus inicios era de procedencia norteamericana.

Desde fecha tan temprana como el año 1959 la Televisión Cubana (TVC) contribuyó a la toma de conciencia y a la movilización del pueblo en torno a las tareas orientadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, a quien se reconoció internacionalmente como un gran comunicador.

Después del Triunfo de la Revolución adquiere un carácter público, cultural y educativo. Se migra a la tecnología procedente del campo socialista y a finales de los 70 del pasado siglo llega la grabación en distintos formatos de video tape. Hace poco tiempo, mucho después de la caída del Campo Socialista –ocurrida en la década de los 90– comenzó el tránsito de las transmisiones analógicas a las digitales.

Actualmente la TVC cuenta con seis cadenas nacionales: Cubavisión, Tele Rebelde, dos canales educativos (uno de ellos transmite la señal de la multinacional Telesur), Clave y Multivisión, así como una destinada al público de allende los mares: Cubavisión Internacional que, en una determinada franja horaria cede espacio al informativo canal Caribe.

Como resultado de la extensión de las señales televisivas a todo el territorio nacional hoy existen telecentros en cada provincia y en la mayoría de los municipios del país. Muy destacable ha sido la labor desarrollada por la productora de vídeos comunitarios TV Serrana, que radica en el corazón de la Sierra Maestra, en la región oriental de la Isla.

Aunque las noveles generaciones, nacidas a fines del siglo XX o inicios del XXI están signadas por el impacto de los llamados nuevos medios y las redes sociales, todavía siguen acercándose a la televisión tradicional como lo aprendieron a hacer en el seno de su familia gracias a la trasmisión de generación en generación.

Sin embargo, tal como ha señalado el investigador y crítico Víctor Fowler Calzada con el aumento del ancho de banda y la transmisión de mayores flujos de datos a través de Internet debe pensarse en términos como audiovisualidad y productos para el mundo digital que también tengan como destinatarios a los usuarios domésticos.

Sin renunciar a su objeto social de informar y entretener, sin olvidar el papel movilizador del arte y la necesidad de experimentación de cada creador las actuales circunstancias demandan de los realizadores un cambio de lenguaje, con préstamos del cine, el teatro y las mezclas genéricas.

Las nuevas producciones audiovisuales deben estar basadas en el principio de la comunicación horizontal donde el usuario decide qué ver y cuándo hacerlo.

Hoy los realizadores están llamados a construir productos multimediales, con la posibilidad de hacer hipertextos y una narrativa transmedia, es decir historias que se complementen o continúen en la página web y las redes sociales de un programa de televisión pensado desde el concepto de participación-interacción.

Para ello debe incluirse en los grupos operativos a equipos de diseñadores, periodistas , comunicadores sociales y audiovisuales que puedan moderar y procesar los distintos tipos de contenidos generados tanto para el universo digital como para la nueva televisión interactiva.

Con la pandemia de la Covid-19 hemos acudido a nuevas formas de hacer y de decir a partir de la estética de las nuevas ciudadanías y sensibilidades, lo que se ha dado en llamar la narrativa visual oral.

En algunos casos se parte del principio expresado por Omar Rincón, ensayista, periodista, profesor universitario de la Universidad de los Andes, de que “todos queremos y podemos ser las estrellas de nuestras vidas”.

Las redes sociales han posibilitado que personas carismáticas o líderes de opinión, no necesariamente locutores o reporteros, valiéndose de un móvil o pequeña camarita cuenten su historia en menos de tres minutos, de manera amena y entretenida. En manos de muchos youtubers recae en estos momentos la construcción de contenidos con una estética minimalista que no implica grandes recursos de realización y edición.

De los saberes de los realizadores independientes, y aquellos con más talento y preparación, tiene que apropiarse en este aniversario 70 la máxima dirección de la TVC para construir el futuro de la transmisión y consumo de señales audiovisuales con mayores estándares de calidad desde el punto de vista tecnológico, conceptual, creativo, visual, estético y estilístico.

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