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Otras maneras de pensar el audiovisual cubano contemporáneo

Por: Maya Quiroga

Acerca de la configuración del campo cinematográfico cubano, la manera en que se produce y se distribuye hoy la audiovisualidad, sus dinámicas creativas, así como los actuales medios de consumo se debatió en el panel “Nuevos caminos en Internet para el audiovisual cubano, proyecciones artísticas para nuevos públicos” que formó parte del evento teórico del concurso Caracol 2020, organizado por la Asociación de cine, radio y televisión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).

El panel, transmitido a través de la señal de Cubavisión y el canal  YouTube de“Moviendo los Caracoles” de la Uneac, fue moderado por el investigador Ángel Hernández Pérez y contó con la participación de los cineastas Jonal Cosculluela Sánchez y Patricia Ramos Hernández.

En ese sentido, Hernández Pérez destacó cómo la era digital influye en la manera en que se crean nuevos programas, nuevas leyes y un marco legal para el desarrollo del audiovisual. Entre los desafíos que tienen por delante el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) o la Casa del Festival es desarrollar sus eventos de manera online.

“Yo creo que para Cuba se plantea un reto mayúsculo – el confinamiento por el coronavirus lo ha demostrado– y es la necesidad de invertir en crear una infraestructura sólida o propicia para poder equipararnos a lo que está sucediendo en el mundo. Por supuesto, esto implica mayor conectividad y velocidad para montar las películas y pensar en cuál es el público potencial al que van a llegar esas producciones”.

En opinión del especialista las escuelas de cine podrían así transmitir sus clases sin la presencia de los profesores en las aulas. Es que la red de redes propicia llegar a un público mucho más amplio y la interacción multimedial deviene herramienta para generar el conocimiento colectivo.

Desde hace algún tiempo los certámenes cinematográficos se han replanteado la manera en que comercializan y distribuyen el cine tradicional. Eso ha tenido que ver con el surgimiento de plataformas como Netflix que han evolucionado considerablemente con el desarrollo tecnológico.

En el caso de la búsqueda de financiamiento para una producción se pueden explotar las bondades y herramientas que ofrecen las redes sociales para la promoción de cápsulas y tráilers sin perder la perspectiva de cuál es nuestra verdad a defender.

Hoy circulan en las plataformas digitales series web como Diez latidos por segundo, creada por un grupo de youtubers cubanos que producen contenidos sobre una nueva Cuba, que quizá estéticamente no sean los mejores, pero deben ser atendidos con una mirada crítica.

Mientras que el actor y director Jazz Vilá estrenó en los canales de YouTube, Instagram y Facebook “Jazz Vilá Projects” la serie web humorística VOM. Vestuario o maquillaje donde intervienen actores, humoristas, estilistas, influencers y cantantes.

Según Hernández Pérez ya es tiempo de que desde el Icaic u otras instituciones se creen espacios en Internet para que el público nacional y el de la diáspora pueda ver su cinematografía sin necesidad de acudir a las salas de cine o esperar a que se estrenen las películas y documentales en televisión. Igualmente se podrían poner a disposición de los lectores revistas especializadas y libros sin renunciar a la presentación física de los mismos.

Además, Internet sería un espacio propicio para pensar el audiovisual que queremos proponer y hacer, para expandirnos, entrar en contacto con otros realizadores e incrementar nuestra cultura audiovisual.

Al respecto Cosculluela Sánchez acotó que el talón de Aquiles del cine cubano es su distribución. “Aun cuando posicionemos una página web y logremos subir la película a alguna plataforma digital eso nos ayuda de una manera muy limitada. En lo que a redes sociales se refiere estamos en una posición muy incipiente. No tenemos ese desarrollo todavía ni el alcance a esos distribuidores internacionales”.

El director de la cinta Esteban confiesa que ha tenido “la suerte” de poder filmar un documental en estos tiempos de pandemia, con el auspicio del Registro del Creador y ha chocado con algunas trabas e incomprensiones institucionales ajenas a los nuevos modos de pensar y obrar que propone el recién lanzado Fondo de Fomento, con el propósito de incentivar el desarrollo de la cinematografía nacional.

Según apuntó Patricia siente que hoy desde el escenario digital las nuevas generaciones –a pesar de la conectividad aún precaria con que contamos a nivel de país– están intentando dialogar de una manera más fresca con la realidad cubana.

Ramos Hernández asegura que la situación sanitaria tan terrible que hemos vivido este año parece una película de terror y seguramente será caldo de cultivo para muchos creadores que ahora mismo están inventando sus historias.

“En mi caso he escrito mucho. Ha sido un tiempo de muchísima escritura. Todo lo que se haga será un testimonio de estos tiempos en que nuestro ser físico está bastante apaleado. Y eso es algo bueno, algo bonito” dijo la directora de El techo.

Ante la posibilidad de que el venidero Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana se desarrolle en el espacio virtual señaló Hernández Pérez: “Cuando no haya pandemia y el festival esté existiendo en su formato tradicional, Internet tiene que ser una herramienta para que el festival crezca y se potencie”.

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