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El Día del locutor en Cuba

 

Por: Bruno Suárez Romero

Cada primero de diciembre se celebra el Día del Locutor en Cuba. La efeméride se festeja en homenaje al Segundo Congreso Interamericano de Locución que se realizara en la Habana ese día de 1954 y a uno de sus participantes Jorge Luis Nieto García, insigne locutor avileño.

La historia de esta profesión en los medios de comunicación cubanos comienza con el nacimiento de la radio nacional, el 22 de agosto de 1922. Fue Zoila Casas Rodríguez, hija del veterano independentista, Luis Casas Romero, quien habló por primera vez a través de los micrófonos de una planta radial, la 2LC propiedad de su padre.

A partir de ese momento y por casi cien años han surcado el éter una importante cantidad de voces que hoy forman parte del patrimonio sonoro de la nación y que siguen vigentes en algunas viñetas o cuñas promocionales que cotidianamente se radian en diferentes emisoras. Tal es el caso de la bien timbrada voz de Manolo Ortega, al cuál a pesar del paso del tiempo escuchamos con frecuencia decir que la radio cubana es “Sonido para ver”.

La locución es una de las especialidades radiales que con más celo ha sido defendida por parte de sus cultivadores. En la historia se recuerda el Colegio Nacional de Locutores de Cuba, entidad fundada a finales de los años cuarenta del siglo XX y que sirviera para dar formación, aglutinar y defender derechos laborales de los profesionales de la palabra.

A lo largo del tiempo, el desarrollo de la locución en Cuba ha estado marcado por el interés gremial de organizarse. Más cercano a nuestros días se reconocen eventos de carácter nacional como el que se celebra anualmente en Ciego de Ávila, provincia a la que se nombra como Capital de la Locución en Cuba.

La creación de la Cátedra Nacional de Locución en el Centro de Estudios del ICRT, es otro de los ejemplos que evidencian la voluntad de los locutores de siempre organizarse en favor de la protección sus cánones profesionales.

No obstante, esos esfuerzos la locución enfrenta de manera recurrente el intrusismo profesional pues con frecuencia son colocados en esas funciones personas que no reúnen las cualidades necesarias para comunicar a través de la palabra en los medios.

Este tema pasa por el prisma selectivo de directivos y directores artísticos que por las características de su formación no comparten la misma sensibilidad con respecto al buen uso de los tonos, la dicción o la articulación.

Una acción que pudiera repercutir en la conformación de una cultura general sobre la locución sería el establecimiento de esta como asignatura en las carreras de arte y humanidades, disciplinas que nutren de manera natural el ambiente profesional de los medios.

Hay infinidad de ejemplos que destacan a nuestro país en el terreno de la locución. Nombres como los de José Antonio Cepero Brito, Germán Pinelli y Consuelo Vidal sobresalen como indiscutibles íconos, pero la historia ha continuado y crecido en referentes.

Eduardo Rosillo, Pastor Felipe y la familia Alarcón Santana en Radio Progreso, Franco Carbón, César Arredondo y Gladys Goizueta, en Radio Rebelde, Argelia Pera e Isabel Fernández Corrales, en Radio Reloj, Rosalía Arnaez quien presidiera por una década la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la Uneac.

Estos nombres constituyen una pequeña, pero significativa representación del desarrollo de la locución en Cuba, profesión desde donde se sostiene y cuida lo mejor del habla del cubano, algo que debe hacerse trascender como paradigma de estos tiempos.

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