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Trova joven llega a pantallas de New York

Por Valia Valdés

Fotografías: cortesía del entrevistado

Hasta el 18 de abril se celebra el Havana Film Festival en la ciudad de New York. Este año, la cita cinematográfica dedicada al cine latinoamericano rinde homenaje a Nicolás Guillen Landrián y a su creación fílmica. En la competencia oficial del festival interviene el realizador cubano Juan Carlos Travieso, con su documental Santa Canción. Cubanow quiso conocer al director que desde hace quince años promueve la canción de autor y la trova en el espacio Entre Manos, de Canal Habana.

Además de concebir este programa con la intención de visibilizar la obra de los creadores más destacados del género, Juan Carlos ha logrado renovar la propuesta televisiva, ampliar su público y llegar a la pantalla nacional, pues Entre Manos se trasmite todos los martes a las nueve y cuarenta y cinco de la noche por Cubavisión.

La pasión por contar historias a través del documental surgió en Juan Carlos Travieso desde que estudiaba en la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual del ISA. Impulsado por la necesidad de esquivar las realizaciones tradicionales y rutinarias dirigió Frank Delgado, una nueva trova y otros documentales.

El director siente que aún le falta mucho por hacer y aprender, busca que cada obra sea diferente y aborde aristas e historias distintas, lo cual no niega que pudieran tener puntos coincidentes. Reconoce que, en gran medida, Santa canción se debe a Entre Manos, y al contacto estrecho que ha establecido con muchos trovadores a lo largo y ancho de la Isla e, incluso, fuera de ella.

¿Cuál es el tema de Santa canción?

El documental de 71’ recoge la historia del Festival Longina, el cual reúne a los principales cantores del país y a algunos invitados extranjeros. Refiere los efectos que ha tenido su existencia en la formación de un público crítico, cada vez más apegado a la canción de autor. Es una mirada a la canción, a sus autores, con un núcleo importante en la ciudad de Santa Clara.

¿Cómo ha sido la reacción de los públicos ante las propuestas musicales y teóricas del Festival Longina?

Se trata de un público joven, que se renueva y resucita en medio de las crisis, que utiliza la canción de autor, la canción pensante, como un elemento para salvar el alma en los tiempos más difíciles.

Los más jóvenes empiezan a descubrir, desde temprana edad, que la trova es algo diferente a lo que normalmente se difunde y se consume en la mayoría de los espacios públicos; es algo que los puede conectar, divertir, hacer pensar, que puede ayudarlos a enamorarse, a conquistar la vida en sentido general.

El Centro Cultural El Mejunje, la Dirección Provincial de Cultura y la Asociación Hermanos Saíz han facilitado que los jóvenes organicen el festival con frecuencia anual, lideren la organización y, con un alto grado de convocatoria, reúnan a trovadores de todas las edades en un espacio intergeneracional.

El Longina resulta atractivo por la tradición que tiene y por la conexión de Santa Clara con los trovadores y con la canción de autor, lo cual es consecuencia de una coherente política cultural que se ha ejercido por años para privilegiar allí ese género, promoverlo tanto en el espacio físico de la ciudad como en el resto de los municipios de la provincia.

Los trovadores, año por año, con una programación sistemática, cantan en los pueblos, y eso ha logrado un enraizamiento de las tradiciones cantoras en la población de Villa Clara. Algo que no sucede en el resto del país.

Después de darle seguimiento durante varios años al fenómeno cultural que es el Longina, ¿cuál fue su intención al realizar el documental?

Quise demostrar que un mundo mejor es posible, que por difícil que parezca la utopía puede llegar a salvarnos como sociedad, que puede convocar y demostrar cuantas cosas aún son posibles cuando de verdad se quiere y se unen fuerzas, cuando dejamos de ser islas o parcelas y empezamos a hacer un trabajo en colectivo, donde se sumen voluntades, inteligencia, y criterios que pudieran ser distintos.

¿Quiénes son los trovadores que aparecen en Santa canción?

Los hacedores de canciones de la ciudad de Santa Clara, los integrantes del movimiento de la Trovuntivitis, jóvenes cantores que han sido baluarte en defender lo mejor de la cultura.

¿Contó con el respaldo de alguna empresa productora en la realización?

Esta es una producción independiente, que se hizo con muy pocos recursos y con el empeño de algunos integrantes del proyecto. Lo realicé con Travesura films, el sello de mis producciones, a través del Registro del Creador Audiovisual. La Asociación Hermanos Saíz nos permitió llegar al festival cada año. En la etapa final, se sumaron la Dirección Provincial de Cultura en Villa Clara, la empresa disquera Colibrí y la Televisión Cubana.

¿Puede referirse al equipo que lo acompañó?

En primer lugar, tengo que citar a mi hija y a mi esposa: Lucía Travieso y Madelen Herrera. Ellas me acompañan desde hace más de ocho años al Festival Longina, y me apoyan para registrar con nuestras cámaras los conciertos y momentos informales o formales de la programación.

Andy Rodríguez es el director de fotografía del documental y Lester Carrazana es el productor asociado en la ciudad de Santa Clara. Al pequeño equipo de rodaje se sumaron otros amigos como: Jaime Canfux en la postproducción de sonido, Yenky González que fue el sonidista directo y otros amigos y trovadores que ayudaron en la producción.

Mucha gente confió en nosotros y en que valía la pena registrar lo que sucedía y sucede en esa ciudad.

¿De qué forma el documental ha llegado a los espectadores?

Santa Canción se estrenó en Santa Clara, en la peña de la Trovuntivitis que tiene lugar en El Mejunje. Ha tenido otras presentaciones en el Festival Internacional de Cine de La Habana, en el Festival Internacional de Documentales Santiago Álvarez in Memoriam, donde obtuvo un premio colateral otorgado por la Universidad de Oriente. También se exhibió en la Muestra por los sesenta y cinco años del cine cubano y, en estos momentos, compite en el Havana Film Festival de la ciudad de Nueva York.

¿Qué trascendencia tiene para usted participar en ese evento?

Es una suerte que la obra esté dentro de la competencia oficial y pueda dar a conocer los valores que tiene la música cubana, hecha por nuevas generaciones en la Isla. Es un privilegio poder compartir la obra con el público; está programado un debate con los espectadores después de la exhibición, que seguramente resultará muy interesante. Y, próximamente, se exhibirá en la ciudad de Bogotá, Colombia, en distintos espacios amigos de Cuba, e instituciones, asociaciones y en universidades de Ciudad México como parte de un programa que pretende acercar a esos públicos a la canción de autor y a la trova como fenómeno cultural cubano de los últimos años.

¿En qué nueva idea se encuentra inmerso?

En estos momentos trabajo en un proyecto que tiene que ver con las infancias; espero que de ahí puedan salir cosas interesantes para los próximos tiempos. Creo que hay mucho que decir en torno a esas edades, y en cómo pensamos y trabajamos desde la sociedad para tener una generación mejor.

También hay otros aspectos sobre la trova que tengo pendientes. Me gustaría reflejar esos tópicos y aquellos personajes que vale la pena retratar y dejarlos para la historia. Ese el objetivo principal de poder documentar algo.

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