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El documental en la radio a debate en el Caracol

Por: Bruno Suárez Romero

La paternidad del género documental es atribuida al norteamericano Robert Flaherty por su obra Nanuk, el esquimal (1922). El criterio de que este género solo puede existir en el ambiente cinematográfico o audiovisual, ha sido tema de debates académicos. La historia de la radio y la proliferación del llamado documental sonoro demuestran todo lo contrario.

En el evento teórico del Caracol 2017, recientemente concluido, se abordó el tema desde las posibilidades expresivas del género. Es importante aclarar que las diversas interpretaciones que recibe está forma de hacer, ha llevado a considerar la existencia del documental radial dentro de los ámbitos periodísticos y artísticos indistintamente, además del ya mencionado documental sonoro, visto como una forma de hacer no soportada exclusivamente en una transmisión radial, sino con la posibilidad de apreciarse también en otro soporte de audio.

Lo que en definitivas caracteriza al documental sonoro es la construcción del relato sin la intervención de un locutor para hilvanar el discurso. Las mismas voces de los testimoniantes y el resto de los recursos van contando la historia, y relacionando los distintos momentos de esta. De cualquier manera, la marca del lenguaje radial es notable y la posibilidad de que en la radio se expongan documentales sonoros es una práctica.

La visión de que existe un documental radial periodístico y otro artístico enriquece y diversifica la proyección del género, aunque la vinculación al periodismo lleva a veces a confundir un documental con un reportaje. Es general para todos los medios el criterio de que el documental profundiza en un objetivo hasta demostrar una tesis o punto de vista, a diferencia del reportaje que se enfoca en mostrar aristas de un suceso.

La recreación artística de la realidad es otra de las cualidades que se atribuyen al documental. El uso dramatúrgico de los recursos expresivos del medio como la palabra, música y los ambientes sonoros tipifican una forma de realizar que resulta muy compleja y no son muchos los radialistas que la llevan a la praxis cotidiana.

Un veterano hombre de la radio Julio Batista, cuya voz identificó las primeras ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano, nos dijo en una entrevista que el director Santiago Álvarez le expresaba muchas veces la semejanza que advertía entre sus realizaciones cinematográficas y un tipo de trabajo que Batista hacía para la radio, en aquella época. Es importante destacar la importancia del discurso sonoro en la obra de Santiago Álvarez y esto es evidente con solo recordar Now, uno de sus trabajos emblemáticos y el uso de la Suite de la Américas, de Dámaso Pérez Prado en el documental sobre el Che.

Desde hace más de veinte años el Premio Caracol tiene al documental radial dentro de sus categorías en concurso. La presencia del tema en el evento teórico demuestra la necesidad que existe entre los realizadores del medio de expresar ideas a través de este género.

Realizar documentales radiales y sonoros, lleva una profunda investigación y una agudeza especial en la realización. Este género llega a niveles creativos que pueden, en ocasiones, ser considerados arte.

El debate sobre el tema en el Caracol nos deja latente el mensaje de que para la radio moderna este es un género que hay que cultivar y descubrir en todas sus dimensiones.

 

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