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La Bienal y la ciudad

Por: Margarita González Lorente

Tomado de Periódico Cubarte

Un evento como la Bienal siempre es disfrutable para todos: críticos, especialistas, curadores, y en primer lugar, para el público en general. Una Bienal es esperada y consumida por los espectadores. No es menos cierto que esta Bienal ha sido diferente. De hecho y tal vez, cada una lo ha sido en su momento. Se trata de ir rompiendo las reglas, las normas y lo habitual o más reconocido. Concebida en tres etapas, ya se nos ha ido acortando el tiempo y pretendemos en este breve reporte hacer un repaso de que ha sido hasta ahora, este evento, la Bienal de todos.

Futuro y Contemporaneidad, tema, eje curatorial bajo el cual se ampara el encuentro, es muy amplio. En general, los temas  de las bienales a nivel mundial, son así, poéticos, generales, abarcadores. El 12 de noviembre de 2021 y muy cercano al día del aniversario de la ciudad, abrió el encuentro en su sede habitual de hace muchos años, el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam.

Foto: Nelia Moreno
Foto: Nelia Moreno

Caminos que no conducen a Roma, titulo de esta primera puesta en escena, nos mostró las diversas formas del arte contemporáneo hoy día, a través de instalaciones, videos y fotografías. Hoy por hoy se mantiene esta muestra como eje del evento. La exposición crece y decrece, se ha movido. En este sentido, nuevas obras y artistas subieron a escena, otros bajaron, algunas obras crecieron, se complementaron, se expandieron en sentido práctico y conceptual. Tal vez no estemos adaptados a este proceso de trabajo, pero existe y es…distinto. De esta manera, alguien que no pudo ver la exposición inicial, ahora puede disfrutar de este nuevo panorama exhibido.

Muy cercana a esta fecha ocurrió algo que no debe faltar en un evento de este tipo.: el encuentro teórico. Es algo muy necesario y sobre todo enriquecedor. Es la única oportunidad de estar en contacto con invitados especiales del mundo y de Cuba, dialogar, que tanta falta hace y conocer otros caminos del arte contemporáneo y las prácticas colaborativas.

Una Bienal es suma y colaboración. Sin esto no existe la misma. Siempre ha sido así, en menor o mayor medida. Colaboración de artistas, instituciones, patrocinadores, universidades, instancias culturales y no culturales y ministerios. Casi paralelo a este evento, sesionó otro, organizado por la Universidad de las Artes, que complementó algunos tópicos y asuntos a tratar. Sesionó en el cine 23 y 12 de la capital.

A partir de ese momento se articuló un dispositivo de exhibiciones y acciones a favor de la promoción del arte. Las principales instituciones nacionales de nuestro país comenzaron a presentar exposiciones, ya fueran personales o colectivas, como parte de la Bienal. Comencemos por el Museo Nacional de  Bellas Artes. Ya desde el año 2020 estaba En ningún lugar como en casa, de Kcho, que por cuestiones de la pandemia, tuvo que ser cerrada. Ahora está en plena exhibición, y se mantendrá hasta junio de este año.

Foto: Tomada de la Jiribilla
Foto: Tomada de la Jiribilla

El propio noviembre nos trajo Animales peligrosos, del Premio Nacional  de Artes Plásticas Rafael Zarza, con un interesante repertorio de obras, algunas de las cuales no se habían presentado antes y con obras muy atractivas y  actualizadas. La muestra El desgarramiento de la sinceridad de Antonia Eiriz, fue inaugurada un poco después. Esta artista fundamental de la historia del arte en Cuba, tiene su merecida exhibición, con un conjunto de importantísimas piezas, en la sala del tercer piso del edificio de arte cubano. El público está asistiendo mucho a  la institución. Ambas exhibiciones, Zarza y Antonia, se mantendrán por varios meses más.

El entorno de la Habana Vieja es muy especial. Se reúnen geográficamente un  grupo de importantes instituciones y galerías. La Acacia, nos mostró a un Santiago Rodríguez Olazabal, con una muestra casi antológica. Se complementó su trabajo un poco después con otra exhibición en Factoría Habana. Y hablando de Factoría, fue inaugurada en este mes de febrero Factoría Diseño, un nuevo espacio cerca del embarcadero de Regla, con esta disciplina específicamente. Muy cerca de La Acacia, en Collage Habana estuvo la muestra de Nelson Domínguez, Yo cargo con mi corazón, con el papel manufacturado y el dibujo. Excelente exposición. Las pinturas, de gran formato, en su Galería taller, completaron el trabajo de este artista, premio nacional de artes plásticas.

Muchas exhibiciones mas se pudieron visibilizar en el panorama de la segunda etapa del evento: La Habana de la Bienal: Extracción de José Capaz, Galería Servando 23 y 10,  No lugar, Galería 23 y 12, Artesse Projeckt, Delirio Estudio Galería,  La espera, de Alejandro Lescay , Galería Galiano, expos personales de Douglas Pérez, en Galería Máxima y Agustín Bejarano, en el Centro Hispanoamericano de la Cultura,  Gesto espiral, en Museo de la Cerámica,  Disonancias, Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, amplia y abarcadora muestra,  De lo internacional a lo inesperado e Historias Polares de Ricardo Miguel Hernández, Fototeca de Cuba y mas mucho más en los espacios de la ciudad.  

Trabajos en espacios públicos, algo fundamental de la Bienal desde sus inicios, han sido mostrado en esta etapa. El proyecto del municipio Regla, liderado por el artista Felipe Dulzaides, ha contribuido al desarrollo de la creación en ese territorio. Trabajos con artistas, inserciones, relación con otras manifestaciones, acciones performativas, ha sido el saldo dejado hasta ahora y que tendrá su continuidad, por este proyecto.

Mencionaremos dos ideas y propuestas que también han colaborado en este sentido: las esculturas de Kcho en la Quinta Avenida y el Proyecto Detrás del muro, del malecón habanero. Kcho ha socializado su obra al ubicar estas piezas en este paseo de calles y parques. La verdadera socialización, es la participación directa, de cualquier forma. El público ha penetrado la obra de Kcho, ha interactuado con ella, se ha fotolitografiado, la ha consumido en el buen sentido, además de ser un elemento que aviva el entorno, que convive con la ciudad.

Foto: Nelia Moreno

Detrás del muro, conocido y esperado por el público, hizo su primer acercamiento, en la zona del castillo de La Punta, con artistas invitados de otras provincias y de La Habana también. Se espera el proyecto más completo, para los meses de marzo y abril. Es muy disfrutable ese paseo por nuestro malecón, como una obra viva, activa, donde estaremos todos para rendir un homenaje a su creador Juan Delgado Calzadilla.

Si bien es cierto que La Habana se ha llenado de arte, más que en otros momentos del año tal vez, otras provincias del país, estuvieron en Bienal. Esta experiencia, si nos adentramos en los recuerdos, ya se ha practicado. En algunas de la primeras bienales, se hizo algo con Santiago de Cuba, con una muestra de Manuel Mendive, algo muy puntual, que al menos  se promocionó como Bienal. También otras experiencias hubo y si en La Habana en su totalidad, con visita por parte de los artistas invitados a comunidades, a zonas vulnerables como diríamos hoy, a encuentros con cederistas. Esas primeras bienales se adentraron en el tejido citadino de una forma excelente. El trabajo social de las bienales de La Habana es un estudio que merece iniciarse.

En la edición anterior, la número 13, la Bienal sucedió en algunas provincias puntuales: Pinar del Rio con el proyecto Farmacia del artista Juan Carlos Rodríguez, y que ahora en esta edición repite, un excelente proyecto en Matanzas, Ríos intermitentes, de la mano de la artista cubana María Magdalena Campos, Mar adentro, en Cienfuegos y el Festival de video arte en Camagüey. Esto dio cierta movida en esos lugares, logró nuclear artistas y amplio el panorama de la bienal.

En enero de este año se inauguró una muestra en el Museo de Artes Decorativas, que es igual un museo nacional. Por cuestiones logísticas como ocurre en muchos lugares, la exhibición debió ser presentada un poco antes, pero lo importantes es que ocurrió. Ruptura: una y mil veces. Reza Aramesh, de esta artista británico iraní, se exhibe aun en este espacio. Lo interesante es la convivencia del tipo de propuesta de Reza, con un sitio como el museo. El creador también intervino con sus dibujos, algunos espacios de la instalación,  como la fuente. Recomendable exposición.

Estamos preparados para recibir la tercera entrega de la Bienal, su siguiente etapa, ya próxima para los meses de marzo y abril. Se organizan ya buenas acciones y proyectos, contando como siempre con el concurso y ánimo de nuestros artistas, con el apoyo institucional y con la capacidad de gestión que todos hemos ido aprendiendo.

Saldos positivos del evento, hasta ahora, poner en escena un grupo de buenas exposiciones de importantes nombres en el panorama cultural cubano, acercarnos a algunas propuestas internacionales, estar al tanto del debate conceptual con su evento, conocer obras diversas, manifestaciones, nombres de consagrados y jóvenes, parte importante de la función del evento. Quizás extrañemos esa inquietud de los días de la bienal, ese caminar por las calles, de invitados, estudiantes, público, ese disfrute directo en un mes de acciones y actividades. Se ha hecho lo posible, se ha construido lo posible, recordando el eje curatorial de la Bienal, en su 13 edición.

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