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Cecilio Avilés, en el corazón de su pueblo

Por: Maya Quiroga

Ha dicho adiós, definitivamente, el creador de los personajes Cecilín y Coti. El querido caricaturista, guionista e historietista cubano, Cecilio Avilés Montalvo, falleció en La Habana a los 77 años de edad.

Nacido en Cumanayagua, Cienfuegos, el 5 de diciembre de 1944, se licenció en Historia del Arte por la Universidad de La Habana y realizó una especialización en Pintura y modelado, en la Academia de Bellas Artes de “San Alejandro”. Estudió Dibujo Comercial y Diseño Gráfico en la Academia Diego Rivera y en la Escuela de Realizadores del ICRT. Aprendió música y armonía en el Centro Ignacio Cervantes.

Avilés Montalvo inició su carrera como caricaturista en el diario Juventud Rebelde. Luego se hizo muy popular, en las décadas de los años 70 y 80, cuando comenzó a alternar su labor en la revista Pionero con una sección en el espacio televisivo Revista de la Mañana, donde enseñaba su particular método como dibujante y retratista. Esa obra educativa la mantuvo, posteriormente, dentro de una sección de Amanecer Feliz en la revista informativa Buenos Días.

Según le contó hace algún tiempo a esta reportera, luego de muchos años de estudio, el también grabador, músico y realizador cinematográfico propuso una metodología novedosa, basada en elementos motivacionales, a partir de las figuras geométricas simples y el empleo de un mapa modelo que orienta, coherentemente, el orden de los pasos a seguir a la hora de realizar un dibujo.

Gran parte de esos saberes, que transmitió por la televisión a varias generaciones de niños cubanos, se encuentran recogidos en Vamos a Dibujar, un cuaderno publicado por la Editorial Pablo de la Torriente Brau donde incluyó elementos del humor gráfico, la historieta y el dibujo animado que no se imparten en los planes de estudios de las escuelas de arte de la Isla. Los resultados de sus indagaciones llegaron igualmente a España, Brasil, México, República Dominicana y Martinica.

Hoy quienes bebieron de su savia le agradecen esa suerte de “alfabetización gráfica o plástica” a través de los medios masivos de comunicación o mediante el contacto, cara a cara, en sus talleres de artes visuales.

En mi caso particular, nunca se lo conté, le profesaba un gran cariño y admiración porque en mi niñez, una parienta mía, pensando que eso me iba a molestar, constantemente me recordaba el parecido de Cecilio con mi padre. Jamás imaginé que años después llegaría a conocerlo, entrevistarlo y estar muy cerca de su trabajo como miembro del Movimiento de Coordinadores de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).

Lo cierto es que dedicó gran parte de su vida al trabajo comunitario en las escuelas y barrios de la capital. En el Paseo del Prado mantuvo durante mucho tiempo, cada sábado entre las 12 meridiano y las seis de la tarde, su Fiesta de las Artes en la Comunidad, una de las acciones del proyecto Imagen 3 donde se entrelazaban la ejecución de música en vivo y las artes plásticas.

Antes de la Fiesta, a eso de las diez de la mañana, impartía talleres de dibujo gráfico, totalmente gratuitos, a niños y jóvenes, en el Centro Cultural Payret. Los domingos lo hacía desde su estudio ubicado en la calle Carballo entre Consejero Arango y Cruz del Padre, en el municipio Cerro.

Cecilio es el autor de una veintena de historietas publicadas en las editoriales Oriente, Gente Nueva y Pablo de la Torriente Brau. Algunas de sus obras destacadas son: Cecilín y Coti, Marabú, Historietas, reflexiones y proyecciones; Historieta: 60 narradores gráficos cubanos y Vamos a dibujar.

Sus historias han sido apreciadas, igualmente, en Polonia, Bulgaria, Alemania, Checoslovaquia, Brasil, Venezuela, España, Martinica, Guadalupe, República Dominicana, Italia y México.

En el imaginario popular ocupan un sitio de honor su niño Cecilín, una suerte de alter ego de Cecilio, y su fiel cotorra Coti, nacidos en una tira cómica del semanario Pionero en 1979. A partir de 1980, se convirtieron en dibujos animados para el cine y la televisión. Otros de sus personajes aparecidos en varias publicaciones de la Editora Abril son: Yami y Marabú.

En ocasión del VII Congreso de la Uneac, en 2008, Avilés Montalvo fue elegido como presidente de la Comisión Permanente de Atención al Trabajo Comunitario.

En 2010 recibió el Premio Nacional de Cultura Comunitaria que otorga el Consejo Nacional de Casas de Cultura.

Gran cantidad de mensajes de condolencia, por la pérdida del carismático artista, han inundado los sitios de redes sociales. Entre ellos está el del radialista Jorge Luis Michelena quien publicó en su perfil de Facebook:

“Cecilio ha muerto, y quedan huérfanos Cecilín y Coti, parte de una generación que se está despidiendo, la que acompañó nuestra infancia, la que hizo que entendiéramos la vida, una generación que encontró su porqué en la existencia…con Cecilio Avilés despedimos recuerdos de una infancia llena de ilusiones, proyectos, esperanzas…EPD…”

Por su parte, señala el crítico de arte Maikel José Rodríguez Calviño: (…) “Muchos sonreímos al recordar la frase: ¡Qué pescado más flaquito! O la pegajosa melodía «Trencito que recorres los caminos», con el chivo gritón arruinándola al final (…) Para muchos, el triunfo de todo creador radica en producir una obra que sea recordada. Cecilio Avilés lo consiguió. Descansa en paz, maestro. Cecilín y Coti nos acompañarán siempre. Y, junto con ellos, usted”.

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