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Mario Romeu en la televisión y el cine

Por: Rafael Lam

La dinastía de los Romeu es una de las mayores y más importantes de la música cubana, en esta ocasión dedico mi crónica a Mario Romeu, nacido en Regla, La Habana, 27 de abril de 1924 y fallecido el 8 de enero del 2017.

La casa de Mario en Regla era como un conservatorio y, Mario ya tocaba de oído desde los dos años, era como un “Abelardito”, un niño prodigio. Ya a los seis años comienza a estudiar con su padre Armando Romeu Marrero y su hermana Zenaida (madre de Zenaidita la directora de la Camerata Romeu.

Mario, en 1938, va a estudiar a Filadelfia, con el pianista Jascha Fircherman. Viajó por casi todos los EE.UU. Después de 1940 desarrolló una intensa carrera como concertista, compositor arreglista y director de orquesta.

Sobre 1941 ya está de nuevo en La Habana, trabaja en muchos centros musicales de alto nivel y, en especial en el hotel Sevilla Biltmore y el Lyceum Club y la Sociedad Pro-Arte musical, donde ahora está la Casa de la Cultura de Plaza.

En 1948 se presenta en el teatro Fausto, el América y El Encanto. En una etapa toca el piano en la orquesta del cabaret Tropicana, donde dirigía su hermano Armando.

Desde 1950 se mantuvo un año en la Orquesta de la radiodifusión de Venezuela y la Orquesta Sinfónica de Caracas. A su regreso, lo contratan para trabajar en el teatro Encanto y el teatro Auditórium, con Ernesto Lecuona.

Desde 1959, dirigió la Orquesta de la televisión cubana sustituyendo a Alfredo Brito. Acompañó a Liberace y Carmen Cabalaro, Sarita Montiel, Lucho Gatica y a decenas de estrellas de toda América.

En 1989, se filma la película La bella del Alhambra y se estrena 28 de diciembre de ese año. La película está basada en la novela Canción de Rachel del escritor cubano Miguel Barnet y reconstruye la atmósfera y la vida artística de La Habana en el período de 1920 a 1935.

La dirección musical fue a cargo de Mario con el apoyo de su sobrino Gonzalo Romeu; ellos se encargaron de todo el trabajo musical, de las versiones sobre las obras de Jorge Ankermann, algunas de ellas: La Isla de las cotorras y La señorita de Maupín. También utilizaron una paráfrasis de la composición Quiéreme mucho (Roig, Gollury y Rodríguez. Incluyeron temas propios como Rachel (balada de Rachel con Adolfito)

 Alcanzaron con esa película el Premio Coral a la mejor banda sonora en el XI Festival del Nuevo Cine Latinoamericano 1989.

El día del estreno de la película tuve la oportunidad de hablar algunas palabras con el maestro y me reveló cosas interesantes, supe a través de él que había dirigido la orquesta Riverside en 1948 donde me dijo que acompañó a muchas de los más populares cantantes de Cuba y del exterior. También estuvo trabajando en muchas de las orquestas más reclamadas como la de Julio y Alfredo Brito (Valdés-Brito). Con ellas se presentó en los cabarets más rutilantes como el Montmartre y el Sans Soucí.

También me contó Romeu que es iniciador de la Televisión Cubana, desde 1950, junto a Alfredo y Julio Brito (mejor Valdés-Brito) en Unión Radio TV.

Ya desde 1952, en el Canal 4 participa junto a Rosendo Rosell y Margarita Balboa en el programa Dos píanos y una estrella. Ofrece conciertos con Ernesto Lecuona.

Después del triunfo de la Revolución Mario en 1961 hasta 1994 se integra a la dirección de la orquesta del Canal 6 y se une a los directores Adolfo Guzmán y Rafael Somavilla.

La relación de Mario Romeu con el trovador Silvio Rodríguez se logra por medio de su hija, gran amigo de Silvio. “Eso fue en 1967, yo era director musical del programa de la televisión Música y Estrellas que dirigía Manolo Rifat. Mi hija lleva a Silvio junto a una grabadora de cintas. Me lo presenta para que yo escuchara sus canciones, entonces hicimos las gestiones para que Silvio se presentara por primera vez en la televisión”.

Silvio cuenta aquella experiencia: “Me presenté por primera vez en la televisión –contó Silvio en mayo de 1979, en la revista Bohemia- sobre todo instigado por Mario Romeu y por algunos familiares y amigos, me atreví a sentarme, guitarra en mano, ante una cámara de televisión y a interpretar dos canciones. Aquella noche del programa Música y Estrellas, espacio que realizaba Orlando Quiroga como escritor y Manolo Rifat como director y el propio Mario Romeu, director musical. Eso decidió mi cambio de oficio. Fue un día después de mi desmovilización de las FAR; el martes 13 de junio de 1967”.

Mario era un hombre con excesiva timidez, a pesar de los elogios recibidos por su extraordinario talento. Sin embargo, era una persona muy sensible y presto siempre a la ayuda de los más jóvenes.

Mario Romeu mereció un documental de mano de la directora de TV Gloria Torres quien dejó plasmado un valioso testimonio musical. Hay que recordar a esas glorias de la música cubana que dejaron un amplio legado para la historia.

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