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Gloria Rolando y sus razones para ser documentalista

Por: Maya Quiroga

Fotos: Tomadas del perfil de Facebook del fotógrafo Carlos Miranda

La destacada documentalista cubana Gloria Rolando Casamayor, miembro de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas norteamericana, celebra 70 años de vida con una poética donde han estado presentes temáticas como: la racialidad, la mirada de género así como los marginados y preteridos por la historiografía oficial.

En el año 2022 se alzó con un Gran Premio, en la categoría documental por la obra El colegio San José (de la serie Hermanas de Corazón) en el Concurso Caracol que organiza la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Sobre el tema la realizadora ofreció detalles al programa Los de la Unión del Canal Educativo.

“Este fue el nombre que las Hermanas Oblatas de la Providencia le dieron al segundo colegio que ellas abrieron en Cuba. Se trata de una Congregación de monjas negras que se inició en la ciudad de Baltimore, en Maryland, Estados Unidos. En 1900 ellas llegaron a Cuba y empezaron a inaugurar colegios”.

Rolando Casamayor adelantó que el audiovisual es el primero de una serie de tres capítulos integrada además por: Las novias de Dios y Ángeles de la memoria. Para el rodaje de El colegio San José se trasladó a la ciudad de Cárdenas, en Matanzas, donde descubrió la historia de mujeres que atesoran medallas, fotos, recuerdos de su infancia y de la educación que recibieron a través de las monjas negras.

La documentalista explicó que en 2014 había viajado a Baltimore en busca del Convento original de las monjas negras. Y pensó que debía contar esa historia: “Lo que más me motivó es que ellas me dijeron que en Cuba había antiguas alumnas que las recordaban. Por lo tanto, cuando regresé a mi país lo primero que hice fue buscar a las antiguas alumnas y las evidencias del Colegio”.   

Rolando Casamayor solo tenía en su poder una foto de su madre, con el uniforme de las Oblatas, y en la mente los recuerdos de su infancia. “Había escuchado a algunas mujeres decir, con mucho orgullo, que habían estudiado con las Oblatas”.

La primera búsqueda que hizo fue en La Habana y en 2015 comenzó a filmar, de manera independiente, con su grupo de video Imágenes del Caribe, que formaba parte del Movimiento Nacional de Video.

La música y la danza en el montaje

“He tenido la suerte de trabajar con buenos editores pero Fermín Domínguez es el único hombre que me entiende porque es con quien he estado trabajando casi toda la última parte de estas producciones.

“Algo que me ha ayudado muchísimo es que la música y la danza forman una parte inseparable de mi obra. Voy editando al ritmo de esos cantos y danzas. Mis conocimientos de música claro que me han servido.

“En el primer capítulo de la serietengo como intérpretes a Tony Ávila, Miguelito Núñez y Vocal Baobab. Sin ellos me hubiera sido muy difícil hacer este montaje emocional de la narración”.

La praxis como escuela      

Graduada de Historia del Arte, en la Universidad de La Habana, no tuvo la posibilidad de formarse en una escuela de cine pero se nutrió de los saberes de grandes directores como: Santiago Villafuerte, Bernabé Hernández, Rigoberto López, Rogelio París, Enrique Colina y Santiago Álvarez, entre otros.

“Aprendía a buscar verdades, a indagar, a investigar, a ver el valor de una foto, de un documento y de un periódico. Solamente tuve una experiencia en el corto de ficción Las raíces de mi corazón (2001) pero lo que me gusta es la historia de la gente negra cubana que ha sido olvidada y preterida.

“El reto siempre está presente porque una entrevista hay que saberla manejar, hay que cotejarla con las otras. Cuando estás contando una historia de vida eso tiene que contribuir a la dramaturgia de la gran historia de la cual forma parte esa persona, sin dejar de acentuar los rasgos humanos, su forma específica de expresarse y el sentimiento”.

Así se acercó al Partido de los Independientes de Color. La serie se titula: 1912: Voces para un silencio, que ganó Premio Caracol en la categoría de documental.

“Son páginas de la Historia de Cuba. Hay personas que todavía no comprenden el porqué de este bregar mío, de esta manera y con estos temas. Hay obras que están relacionadas con mi historia personal.

“En el caso de Diálogo con mi abuela (Premio Caracol en documental, 2016) nació a partir de una conversación con mi abuela Inocencia que grabé en un casete, en 1993. Durante el tiempo en que estuve cuidando a mi mamá, quien tenía Alzheimer, escuché la grabación para conocer mi historia familiar. De ahí salió el guion”. 

El derecho de ser mujer y realizadora

 Al igual que muchas otras cineastas  ha tenido que enfrentar algunos prejuicios, sobre todo raciales. “A veces he sido comprendida. Otras, incomprendida. Pero lo más importante es hacer: es mi derecho. Por vivir aquí. Por dedicarme a estudiar la Historia de Cuba y, sobre todo, porque en  mis materiales he tratado de darles voz a las mujeres. Si estamos hablando de la migración haitiana, vamos a buscar a una mujer que tenga esa vivencia. Igualmente cuando hablo del Caribe anglófono o de la familia”.

La mirada de género de Gloria pasa por la espiritualidad porque, en su opinión, esa espiritualidad comienza en la casa, el reino por antonomasia de las mujeres, según la mirada machista y patriarcal.

Diálogo con mi abuela es un documental dedicado a esa espiritualidad que te transfieren de generación en generación. Es motivo de orgullo, de tristeza, de lágrimas, de ausencia y de silencios. Muchas veces es de la familia donde saco mis ideas para contar todas esas historias, Me ha dado muy buen resultado y es, en realidad, lo que he querido hacer”.

El primer documental de Gloria se tituló Oggún: un eterno presente (1991) y está dedicado a ese gran maestro de la música afrocubana que se llamó Lázaro Ross, una voz inconfundible de la cultura cubana. Después, con su grupo Imágenes del Caribe, emprendió sus indagaciones en torno a esa región geográfica que nos une y nos identifica.

Uno de mis documentales estuvo dedicado a los apellidos ingleses de personas negras que viven en Cuba. Pasajes del corazón y la memoria (2007) es sobre los Caimaneros, quienes emigraron a la antigua Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud.

Mientas que en Los hijos de Baraguá (1996) les rindehomenaje a las personas que habitan en el central Ecuador. Muchas de ellas provienen de Barbados, Jamaica, Trinidad y Tobago y son parte de la historia de la industria azucarera cubana.

“Vinieron con la ilusión de trabajar y se quedaron en Cuba. Cuando usted camina de Camagüey para allá se encuentra con todas esas evidencias tan importantes que no se pueden olvidar”.

Recientemente en la Cinemateca de Cuba se realizó la premier de los tres capítulos de la serie documental Hermanas de Corazón, como parte de los festejos por el cumpleaños 70 de Gloria Rolando Casamayor. Además, la Casa de la Américas organizó el panel “Tres décadas de cine, treinta años de amor”,  un tributo a la obra de caribeña de la realizadora, en el contexto de la Feria Internacional del Libro de La Habana.

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