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Cuando la memoria de la historieta no muere

Por: Haziell Scull Suárez

La Habana, en este febrero, vivió otra edición del Coloquio Historieta Identidad y Memoria. Entre el 16 y el 18, la Vitrina de Valonia, centro cultural de la Oficina del Historiador que tiene entre sus objetivos la promoción de la cultura del cómic, organizó una serie de paneles, conferencias y exposiciones que fortalecieron la tradición historietística nacional y aportaron información sobre el debate actual del considerado Noveno Arte.

Días antes, celebrando además el 17 Aniversario de creada la Vitrina, en la biblioteca pública Rubén Martínez Villena se había inaugurado la exposición La edición de cómics en la Cuba contemporánea en la cual los artistas que participaron en Kronikas –revista anual sobre la salvaguarda del patrimonio arquitectónico a través del cómic- presentaban los trabajos de lo que fue su primer proyecto: Soñar La Habana. Allí, además, sesionó un panel sobre los retos de la edición de historieta en Cuba y los nuevos medios en donde el cómic se inserta y se fortalece, poniéndose un énfasis particular en la producción de cómics en la región.

Con toda razón, entonces, este año el foco estuvo sobre el cómic hispanoamericano, por la cual, se inauguró el evento con una conferencia sobre los tebeos y su influencia en la historieta latinoamericana, a cargo del promotor cultural del centro Haziel Scull. También en ese primer día se estuvo dedicando un momento especial al cómic colombiano, con la conferencia del bibliotecario Richard Hechavarría quien, en compañía de la célebre historietista del país sudamericano Sindy Elefante, invitada en el marco de la XXXIII Feria Internacional del Libro de La Habana, realizó una panorámica del devenir de artistas, revistas y eventos que se realizan en diversas partes de Colombia, país al que estuvo dedicado el evento literario capitalino.

Rafael Grillo, que ya es un asiduo visitante de la también llamada Casa del cómic cubano, deleitó a los presentes esa misma mañana con una magnífica conferencia sobre el periodismo gráfico, una nueva manera de contar que es todo un universo en sí mismo y donde el cómic ha sido revolucionado. Con el ejemplo del artista cubano Irán Hernández, Grillo finalizó una historia que arranca con las pinturas rupestres de Altamira.

En la tarde del día 16, con la presencia del prestigioso intelectual Victor Fowler Calzada y el embajador de la República de Perú en Cuba, Gonzalo Flavio Guillén Beker, se inauguró la exposición La iconografía de Felipe Huaman Poma de Ayala en su Nueva Crónica y Buen Gobierno. Esta exposición sorprende porque, por primera vez, lejos de presentar cómics en el concepto moderno, presenta lo que muchos llaman protocómics.

La muestra está dividida en dos partes, tal como su nombre lo indica. La primera presenta una historia del mundo andino en la que se entrelazan las dinastías del pasado andino con el modelo de la historia universal cristiana. De esta manera, muestra a los Incas no como la primera y única dinastía sino simplemente la más reciente, sucediendo a la de los yarovilcas de Huánuco de la cual alegaba ser descendiente. La segunda parte de la obra está destinada a denunciar los abusos de los encomenderos, corregidores, curas y letrados sobre la población indígena. En ese sentido, intenta convencer al rey de terminar con el desmantelamiento de las jerarquías sociales andinas y corregir los excesos de los españoles en Perú. La crónica redactada por Huamán Poma permaneció inédita por varios siglos, hasta que en 1908 fue encontrada por el editor alemán Richard Pietschmann en la Biblioteca Real de Dinamarca. El manuscrito, compuesto por 1179 páginas y decorado con 398 ilustraciones, fue publicado por primera vez en 1912 por el Institut Éthnologique de París. La selección que se mostró durante el Coloquio y permanecerá un mes más en Vitrina de Valonia, con curaduría del historiador y director de la Casa Museo Simón Bolívar, Álvaro Verdes, reúne alrededor de doscientas imágenes.

El manga, esa manera de entender el cómic en Asia, tuvo un espacio de protagonismo con el panel Japón, estéticas y narrativas dentro del contexto global y creadores cubanos, en la mañana del viernes 17. Moderado por la historiadora de arte Rocío Cruz Toranzo, gestora del proyecto Mangakure-san de Santiago de Cuba, contó con la presencia de historietistas como Jesús Rodríguez y Héctor Saroal, del movimiento Manga Cubano y de la Sección de Cultura de la embajada japonesa. Esta última realizó la donación de una veintena de mangas a la biblioteca de la Vitrina de Valonia para el disfrute del público que tanto interés le presta a la industria gráfica de la tierra del Sol Naciente.

Cerró la tarde de ese segundo día la presentación de una conferencia de la ilustradora cubana Roxana Díaz Olano, sobre el tránsito de la historieta del papel a la tableta gráfica. Fue uno de los momentos más dinámicos de los vividos durante esos días en donde, a partir de un debate álgido y enriquecedor, se plasmaron las miradas más modernas en torno al fenómeno de la digitalización de la industria del cómic y las Inteligencias Artificiales. Los artistas cubanos contemporáneos coincidieron en la necesidad de fortalecer el gremio alrededor de la concepción del cómic como patrimonio de la nación cubana, más allá de la técnica artesanal o digital. Lo primero, declararon, es rescatar la industria nacional de una paralización casi total.

El sábado 18, antes de clausurar formalmente el Coloquio, se realizó un taller abierto de técnica de historieta, dándoles la oportunidad a los niños de las zonas circundantes de participar y enriquecer su desarrollo cultural.

Fue este el primer Coloquio híbrido de los realizados en la Vitrina de Valonia. Conferencistas como el español Ángel de la Calle y el colombiano Esteban Pardo realizaron sus presentaciones a través de las redes sociales, utilizando simultáneamente las institucionales como las personales, de esta manera integraron en el espacio virtual a todos los entusiastas del cómic que se interesan en cómo se desarrolla este en la mayor de las Antillas.

Concluir el Coloquio fue, más que una despedida, un hasta luego de la comunidad historietística nacional que desde hace poco más de dos años se ha ido reorganizando y encontrando lugares donde expresar el nuevo discurso creativo. Es este espacio de tres días el momento donde, desde la institución, se le toma el pulso a lo que sucede con el cómic cubano y se marcan pautas para el trabajo futuro. Es el primer movimiento que junto a ArteCómic –quien en el marco del evento lanzó la convocatoria a su XIII Jornada, en julio próximo- impulsa la creación nacional.

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