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Memorias del cine

Silvio, Angola, el cine

(45 AÑOS DE LA OPERACIÓN CARLOTA)
Por: Rafael Lam
El cineasta Jorge Fuentes, unido a un grupo de camarógrafos, registró los minutos finales de la contraofensiva que detuvo la invasión sudafricana en 1976. Junto a Fuentes estuvieron en la batalla los camarógrafos Silvio López Celestrín y el realizador Miguel Freitas, autor del largometraje documental La guerra de Angola.
Hay muchos que no saben que en Angola estuvieron presentes los trovadores Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Lázaro García de Cienfuegos y el mago Ayra.
De los trovadores cubanos en Angola no hay muchas informaciones. Tengo conocimientos que Silvio escribió días antes de la partida hacia Angola, una canción emblemática: Testamento, escrita días antes de marchar al África en 1976, “la escribí –revela Silvio- por si no regresaba, la hice rápidamente, a pincelazos, como si no fuera a tener tiempo. Es una canción de gran significación, al paso del tiempo me doy cuenta que es difícil de deshacer. No la canto mucho porque como regresé no me creo con derecho a cantar con sinceridad. Me anticipé a los acontecimientos”. 1

(Léase la canción Testamento al final de la crónica)
Según Víctor Casaus y Wichy Nogueras, Silvio compuso en esta etapa de guerra muchas canciones tomadas de las circunstancias de testimonios conmovedores, en los que mezclan asuntos, tratamiento y rasgos inseparables de la obra del trovador de San Antonio de los Baños.
“La fuerza terrible de la belleza en La gaviota, los niños, el amor y la patria entrelazados magníficamente en las escasas diez líneas de Pionero y la idea formidable de continuidad humana y revolucionaria que es la Canción para mi soldado:
Si caigo en el camino,
Hagan cantar mi fusil
Y ensánchenle su destino
Porque él no debe morir.

Si caigo en el camino,
-como puede suceder-
Que siga el canto mi amigo,
Cumpliendo con su deber.

El cineasta Jorge Fuentes tiene relación con Silvio Rodríguez desde la etapa de 1966, cuando ambos se refugiaban en la heladería Coppelia a tomar helados de chocolate bizcochados, junto a poetas y escritores como Guillermo Rodríguez Rivera, Víctor Casaus, Félix Contreras, Wichy Nogueras “El Rojo” y muchos otros.
Uno de aquella tropa que eran tributarios a Coppelia, revela en El Caimán Barbudo: “Ninguno de nosotros teníamos dinero, quizás por eso nos limitábamos a tomar helados en Coppelia y una noche pelencho nos espetó: “Jamás respetaré a una generación literaria que hace su bohemia en una heladería”. 2
Testamento
Como la muerte anda en secreto
Y no se sabe qué mañana,
Yo voy a hacer mi testamento,
A repartir lo que me falta
Pues lo que tuve ya está hecho,
Ya está abrigado, ya está en casa.
Yo voy a cerrar cuentas soñadas.

Le debo una canción a la sonrisa,
A la sonrisa de manantial, esa que salta:
Le debo una canción a toda prisa,
Para que quede que estuvo cerca, agazapase.

Les debo una canción a los que supe,
A los que supe y no pudo ser más que silencio”
Le debo una canción, una que ocupe
La cantidad de mordazamor de un juramento.

Les debo una canción a los pecados,
A los pecados que no gasté, los que no pude:
Les debo una canción, no como hermano,
Sino de sal que el delectador también elude.

\Le debo una canción a la mentira,
A la mentira pequeña, frágil, casi salva”
Le debo una canción endurecida,
Una canción asesina, bruta, sanguinaria.

Le debo una canción a lo oportuno,
A lo oportuno mutilador de cuánta ala”
Le debo una canción de tono oscuro
Que lo encadene a vagar su eterna madrugada.

Les debo una canción a las fronteras,
A las fronteras humanas, no a las del misterio”
Les debo una canción tan poca nueva
Como la voz más elemental de los colegios.

Les debo una canción a una bala,
\a un proyectil que debió esperarme en una selva”
Desesperada por no poder llegar a verla.

Le debo una canción al compañero, \al compañero de riesgos, al de la historia”
Le debo una canción de canto nuevo,
Una bandera común que vuelve con la Historia.

Le debo una canción, una, a la muerte,
Una a la muerte voraz que comerá tanto:
Le debo una canción en que hunda el diente
Y luego esparza, con la explosión, fuegos del canto.

Le debo una canción a lo imposible,
A la mujer, a la estrella, al sueño que nos lanza:
Le debo una canción indescriptible
Como una vela inflamada en vientos de esperanza.

NOTAS:
1-Programa de RP Esto no tiene nombre, 18 set. 1988.
2-El Caimán Barbudo, set. 1985 (Aniversario 20 de la revista)

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