Series turcas subiendo la parada
Por: Valia Valdés
Las series turcas “Blanco y Negro” y “Te alquilo, mi amor”, exhibidas por el canal Multivisión, nos han permitido atisbar los recursos con que cuentan las producciones dramatizadas de ese país y la valorización del diseño en todas sus especialidades, sin embargo, “Club Estambul”, sube la parada.
“Club Estambul” es otra serie de esa nacionalidad, estrenada por Netflix en noviembre de 2021 y producida por 03 Turkey Medya. Debe su título al centro nocturno donde se desarrolla parte importante de la trama. Hasta ahora, compuesta de solo dos temporadas, la serie narra la historia de una madre ex-convicta que recobra a su hija, en medio de una difícil historia familiar.
La fábula, que comienza en los años 50 y viaja retrospectivamente casi 20 años atrás, se entremezcla con el entorno político otomano, la xenofobia y los prejuicios hacia la mujer, marcando la conducta de los personajes hasta límites estremecedores, pero creíbles. La segunda parte de “Club Estambul” rompe con el mito de: segundas partes nunca fueron buenas porque la segunda temporada resulta superior en términos dramatúrgicos, evolución de los personajes y comprensión de la incidencia del contexto histórico.
Dirigida por Seren Yuce, ganadora del premio Golden Orange al Mejor director en 2010 por su largometraje “Mayoría” y Seynep Gunay, directora y diseñadora, “Club Estambul” sorprende por la minuciosa caracterización de los roles protagónicos y secundarios, el elenco y la exquisita dirección de arte, que cuenta con un diseño de maquillaje y peluquería, vestuario, ambientación y escenografía, de lujo. De las actuaciones, resulta placentero disfrutar de Gocke Bahadir, actriz y cantante, muy popular por su participación en telenovelas de gran aceptación y varios filmes, la cual interpreta el personaje de Matilda aportando profundidad y trascendencia a la trama y de Salih Bademci (Sinan en “Te alquilo ,mi amor”), quien asume a un cantante que sufre por sus preferencias sexuales y proyección artística, el actor interpreta las canciones con virtuosismo y muestra la versatilidad que lo sitúa entre los actores preferidos de su nación. La pareja sentimental es protagonizada por el atractivo Baris Arduc (Omer en “Te alquilo, mi amor”), sorprendente por la sobriedad expresiva que descarta recursos gestuales de que abusa en la novela trasmitida en nuestras pantallas y Asude Kalebek, la cual defiende la impetuosidad y rebeldía de la juventud y encuentra en esta serie, la oportunidad de su lanzamiento internacional.
Pudimos conocer de la existencia en Turquía, del Consejo supremo de Radio y televisión (RTUK), agencia estatal encargada de monitorear, regular y sancionar las trasmisiones de radio y televisión. Compuesta por nueve miembros, elegidos por la Gran Asamblea Nacional de Turquía, la RTUK persigue el propósito de velar por el respeto de las tradiciones familiares turcas y los valores defendidos por esa institución, la cual ha llegado a multar producciones por atentar contra sus principios morales.
Una escena de conversación en la cama, entre los dos amantes protagonistas de “Club Estambul”, cubiertos por una sábana, provocó gran revuelo en ese país, aunque no resultó sancionada; tengamos en cuenta que los temas sexuales, la desnudez y el adulterio, son habitualmente limitados en las realizaciones de esa nacionalidad. Recientemente, en la serie “Te alquilo, mi amor”, se enfatizó en el derecho de la mujer a decidir su destino, lo cual evidencia las contradicciones culturales y religiosas que prevalecen en esa parte del planeta y que no podemos ignorar al consumir productos audiovisuales, aparentemente carentes de contenido social.
Netflix ha apostado por el talento turco y continúa atento al mercado, valorando una tercera temporada de “Club Estambul” mientras contribuye como distribuidor a que las series de ese país se posicionen entre los audiovisuales internacionales de mayor audiencia.
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