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A los 100 años de la Radio he dedicado 61

Por: Valia Valdés

Fotos: Cortesía de la entrevistada


El Premio Nacional de Radio, Caridad Martínez, ha ofrecido todas sus energías al medio radiofónico uniendo de manera indisoluble: desarrollo profesional, amor y familia. Cary, como todos la nombran, es una mujer muy querida gracias a su calidad ética, humanismo y por ayudar a tantos que, como ella, encontraron su lugar en La Onda de la Alegría.


¿Cómo surgió tu interés por el mundo radial?
Surgió de casualidad pues nunca pensé trabajar en la radio, incluso mi madre no me dejaba escuchar radionovelas porque decía que encadenaban y me restaban tiempo de estudio. Las telenovelas sí las veía con mis abuelas.


¿De qué manera te insertas en la radio profesionalmente?
Yo había terminado de estudiar Comercio, aprendiendo, entre otras asignaturas, Mecanografía y Taquigrafía; en esta última no me desenvolvía del todo bien, pero como mecanógrafa era muy rápida. Empecé en abril de 1961 a trabajar de manera voluntaria en el Regional de la FMC de Marianao, copiaba todo tipo de informes y realizaba diferentes labores. Hice pruebas para trabajar en el INIT (Instituto Nacional de la Industria Turística), salí bien, pero me mandaron a Radio Progreso. En ese momento yo no sabía dónde estaba la emisora y mi primo tuvo que llevarme; me recibió el director de ese momento, Celestino García Suárez. El 17 de agosto de 1961 comencé en Radio Progreso como copista y cuando copié el primer libreto, que fue un capítulo de la novela La Vorágine de José Eustasio Rivera, me di cuenta de que ese iba a ser mi mundo para siempre, y así ha sucedido.


¿Por qué te motivas a dirigir?
No fue premeditado. A mí lo que más me gustó, mientras fui copista, fue la Producción de Mesa. Un día de 1963, resultado de un accidente de tránsito en el que fallece la productora de mesa, Rita Labourdette, me llaman Antonio Hernández, actor y en ese momento director de la emisora y Juan “Tatica” González Ramos, para proponerme ocupar la plaza de Rita, yo me aterré y les dije que no sabía casi nada de esa profesión y me contestaron: “Nosotros te damos la oportunidad, lo demás queda por ti, supérate todo lo que puedas”. Y así lo hice. Comencé como productora de siete programas: tres campesinos, Cuba en el Mundo, Actualidad Mundial, Por Nuestros Campos (el Ciudades se le agregó después) y Aventuras del Mar.


¿Qué géneros han prevalecido en tu obra como directora?
He dirigido todo tipo de programas. Empecé, por suerte, con los espacios campesinos. El actor Rolando Leyva, quien era el director de: Correo del alfabetizador, después: Correo campesino, En la tienda el pueblo y Fiesta guajira, me planteó que tenía que aprender a dirigir porque él se ausentaba mucho de La Habana para cumplir otras tareas y yo tenía que sustituirlo. Lo hice hasta que Leyva se va para Holguín, como uno de los fundadores de Tele Cristal, por lo que fui directora de esos espacios hasta 1976. En 1969 yo era productora de Por Nuestros Campos y su directora, la actriz Juanita Caldevilla, confió en mi capacidad para liderar el mismo; fue entonces cuando me vinculé a la dirección de actores. En 1973 me asignaron el espacio Aventuras, que en ese año eran de ciencia ficción. Resultó una prueba inolvidable, pero conté con el apoyo de los que integraban el colectivo y salí adelante.


En el momento a que haces referencia ya tenías un hijo y llega el segundo, ¿pensaste en atenuar el ritmo de trabajo?
Mis padres y la abuela que vivió con nosotros, hasta casi cumplir 100 años, me ayudaron siempre con mis hijos. En 1975, cuando regresé de mi segunda licencia de maternidad, me encomiendan la dirección de Novela Cubana. Por esos años lideré teatros, cuentos y otros unitarios. En 1979, Agente Especial pasa a transmitirse solo por Radio Progreso, pues hasta esa fecha se realizaba en Radio Rebelde y se retransmití por Radio Progreso y me responsabilizan con su dirección. En 1987 empecé con Francamente, y en esos programas me mantuve como directora hasta el 20 de julio de 2012, fecha en que me jubilé.


¿Quiénes fueron las figuras de las que más aprendiste?
Cuando mostré interés en aprender Producción de Mesa, la dirección de la emisora habló con varios directores, entre ellos Manuel Estanillo y Bernardo Pascual, los que compartieron conmigo sus conocimientos sobre el medio, les estaré agradecida la vida entera. No puedo dejar de mencionar al actor y director Rafael Linares, también aprendí mucho de Julio Batista, pues él escribía y dirigía dos de los espacios a los que me incorporé. Juanita Caldevilla me enseñó todo lo que sabía, pero a quien le agradeceré siempre y considero mi maestra y ejemplo es Marta Jiménez Oropesa. En 1988, cuando el Centro de Estudios de la Radio y la Televisión (CERTV) me convoca para impartir un diplomado de Dirección de Radio, al que yo también asistía como alumna, me llamaron a firmar contrato y les dije que no cobraría. No podían creerlo, cuando me preguntaron por qué, respondí: “es que yo tengo que comprobar que puedo impartir clases, además, porque de esta manera puedo homenajear a Odilia Romero, Oscar Luís López y Marta Jiménez Oropesa, quienes, durante 2 años, nos dieron clases diariamente en un curso, y no cobraron un centavo. Posteriormente continué aprendiendo mucho de Marta al verla trabajar en los estudios.


Incluiste en tus elencos a grandes iconos de la actuación, algunos de los cuales se convirtieron en amigos cercanos, ¿a qué personalidades recuerdas con particular cariño?
Me es imprescindible nombrar a personas entrañables como: Raúl Selis, Julio Alberto Casanova, José Corrales y José Antonio Rodríguez, quienes, además de magníficos actores, fueron rigurosos profesionales. Entre las excelentes actrices con las que trabajé, tuve una relación muy familiar con Martha Velasco, Martha del Río, Leonor Cabal y Tania Pérez James, a las que me unió una relación de hermandad.


¿Cómo ha impactado la emisora RP en la vida nacional?
Radio Progreso siempre ha estado pendiente de los gustos y necesidades del público, caracterizándose por el carácter popular de sus producciones, tanto en lo dramático como en lo musical. Prueba de esto ha sido la presencia de figuras tan queridas por el pueblo como Beny Moré, la Orquesta Aragón y la altísima audiencia de espacios dramatizados y humorísticos, comunicando al mismo tiempo el sentir social y político de la nación.


¿Qué momentos cruciales del país te marcaron profundamente?
Tengo recuerdos imborrables de hechos que nos impactaron. No olvido cuando asesinaron a Manuel Ascunce Domenech y a Pedro Lantigua; el director Celestino García Suárez y el locutor-narrador Juan “Tatica” Gonzalez Ramos, se trasladaron al Escambray y a su regreso a la emisora, ambos lloraron al evocar el crimen. Los que escuchábamos su recuento del hecho nos emocionamos, pensando en lo que sufrieron las víctimas y en sus familiares. Durante la Crisis de Octubre en mi casa no sabían que había ingresado a las Milicias Nacionales Revolucionarias, al enterarse mi madre se aterró porque yo era una hija única muy sobreprotegida, pero recuerdo las palabras de mi padre: “¿No entiendo por qué no me lo dijiste, como haces siempre?”. Radio Progreso siempre se movilizaba cuando sucedían eventos importantes. Durante el ciclón Flora en 1963, nos acuartelaron en la planta radial, temíamos por la vida de Fidel que se encontraba en la región afectada por el evento meteorológico. Cuando el crimen de Barbados y otros hechos de profunda repercusión asistimos a las concentraciones y actos públicos.


¿Cuáles son los preceptos de la realización radial que consideras imprescindibles a la hora de acometer este medio?
La radio tiene que gustarte, tienes que amarla. Yo digo que lo mío con la Radio fue un amor a primera vista y eso mismo le sucedió a quien fue mi compañero, Alberto Luberta Noy, el cual comenzó como copista el 1º de julio de 1947.Él me contó que cuando copió el primer libreto se quedó prendado de la radio y jamás la abandonó; fue el copista de la radionovela El derecho de nacer, desde el capítulo #1 al final.

¿Puedes referirte a los elementos que inciden en el éxito del espectáculo radial?
Creo que ese éxito parte de conjugar con la máxima calidad artística, todos los elementos que intervienen en la creación: libreto, director, elenco, musicalización, efectos, grabación. El director debe dar participación a los miembros del equipo porque eso enriquece el trabajo y no le resta autoridad. Desde la presentación a la despedida, debes cuidar cada detalle; la presentación debe atraer la atención al público y aportar información, sentimientos, que despierten el interés del oyente. La radio dramatizada que se realiza en nuestro país es acusada, en algunas ocasiones, de aferrarse a moldes arcaicos.

¿Observas renovación en los estilos de realización y actuación radial?

Bueno, renovación sí ha habido. Los dramatizados actuales no son similares a los que se hacían en 1961 cuando yo comencé, y los que se hacían en esa fecha no eran iguales a los que se realizaban en los primeros años de la década del 50. Se han producido cambios en los estilos de actuación, realización y en la escritura. Yo siempre digo que hay un antes y un después de Joaquín Cuartas. Joaquín marcó un hito como escritor radial. No obstante, pienso que debemos apoyarnos en la cantidad de jóvenes que entran en la emisora para alcanzar la renovación de todas las especialidades. También hay una evolución a partir de Orlando (Landy) Rivero en los efectos de estudio; Landy revolucionó la manera de hacer los efectos, y los técnicos que se han formado en esa escuela tienen una manera de hacer que se ha extendido a las radios provinciales. Ángel Luis Martínez como escritor es otro que ha aportado propuestas novedosas desde el punto de vista formal y por la calidad de sus textos. Estamos obligados a renovarnos constantemente.


Además de tu labor formadora como directora y tu relación pedagógica con el Centro de Estudios de la Radio y la Televisión, has impartido clases en el ISA, ¿por qué camino llegas a la Universidad de las Artes?
En 1990 me manda a buscar Jesús (Chucho) Cabrera para impartir Dirección de Radio en la Facultad de Cine, Radio y TV (ahora FAMCA), y hasta la fecha imparto clases en esa facultad. La Pedagogía me hace sentir muy feliz y realizada ya que puedo hacer con los jóvenes, lo que otros hace muchos años, hicieron conmigo.


¿Cuán gratificante resultó que te otorgaran el Premio Nacional de Radio?
En 2008 me llaman por teléfono y me informan que me iban a entregar el Premio Nacional de Radio, no lo podía creer, no me creía merecedora. En diciembre de 2020 me llama Rafael González, Presidente Nacional de la AHS y me informa que me iban a entregar el Premio Maestro de Juventudes, ahí sí que me dio el ataque, no podía concebirlo, era un premio que tenían tantos grandes, entre ellos mi compañero, Alberto Luberta. Lo recibí de manos del presidente Miguel Díaz-Canel.


Le has dado un marco teórico a tu experiencia, ¿te entusiasma la escritura?
Publiqué el libro “Mirar la radionovela desde la realización”, que lo trabajé a partir de la tesis de Maestría que defendí en julio de 2013. Me entregaron el certificado de Master el 24 de febrero de 2014 ,5 días después de cumplir 70 años. Ya está en la editorial el volumen: “Quien bien te quiere…”, basado en la obra humorística de Alberto Luberta. Lo escribí junto con Jorge Alberto Piñero (JAPE) y se espera que pueda ser presentado en agosto de 2022, por el centenario de la Radio. Ahora me encuentro escribiendo sobre el proceso de trabajo de los espacios unitarios radiales en los géneros: teatro, cuento, histórico, educativo y otros.


Mencionaste anteriormente a tu esposo, el Premio Nacional de Humorismo y Premio Nacional de Radio, Alberto Damián Luberta Noy, ¿cómo surgió el amor entre ustedes?
Nos conocíamos de vista en Radio Progreso, pero en 1968 en una Quincena de Girón, comenzamos a acercarnos. Nos hicimos novios y cinco meses después nos casamos. Fue una unión de 48 años, hasta su fallecimiento. No fue un matrimonio perfecto, pero fuimos felices y nos apoyamos mutuamente sin intervenir en el espacio profesional del otro, separando la relación personal del ámbito laboral que compartíamos. A él le gustaba que yo ayudara a los estudiantes que me llamaban constantemente cuando había exámenes de ingreso y se enorgullecía de que no mediara ningún interés económico de mi parte. Habitualmente asistíamos juntos a los Festivales de la Radio, además de otras actividades y por supuesto, considero que los Premios Nacionales que recibió por su obra humorística y la dedicación a la radio fueron muy merecidos.

Alberto Damián Luberta Noy y Caridad Martínez.


¿Cuánto significa la familia para ti?
Tuve unos padres muy humildes, muy pobres. Mi padre era repartidor de pan y mi mamá, ama de casa, pero me hicieron sentir una niña millonaria por el cariño que me dieron, la formación y los valores que me inculcaron. No olvido a mis queridas abuelas, una de ellas era una excelente tejedora; pese a sufrir una artritis deformante y estar en silla de ruedas, tenía un carácter de armas tomar, era muy emprendedora y ayudaba económicamente en su casa, yo quería ser como ella. Luberta y yo tuvimos dos hijos, Aldo y Alberto, de los que vivo orgullosa. No queríamos que siguieran nuestros pasos, pero ambos trabajaron en Radio Progreso, se graduaron en el Instituto Superior de Arte y se hicieron directores. Aldo tiene publicados seis libros y Albertico es guionista y ha dirigido Tras la Huella y otros espacios de la Televisión Cubana como: Lucha contra Bandidos y las telenovelas: Entrega y Tan Lejos y tan cerca. Tengo dos nietos, hijos de Albertico, que se llaman como mis hijos: Aldo estudia en FAMCA y Alberto, tiene delirio por la computación. Mi familia es lo más importante en mi vida.

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