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Dos obras cubanas en el Festival de cine: ‛Bajo un sol poderoso’ y ‛La Campaña’

Por: Berta Carricarte

Entre los largometrajes cubanos que compiten en el 43 Festival Internacional del cine Latinoamericano se cuenta Bajo un sol poderoso (Cuba, Colombia, 2022). Allí, La Habana de nuestros días vuelve a ser escenario de las elucubraciones y traumas existenciales de un director de cine. Agobiado por la soledad que le recuerda el éxodo de amigos y de su última pareja, el cineasta se refugia en algunas de sus películas como quien repasa un viejo diario. Reconstruye su propia historia con fragmentos de archivos fílmicos que actualiza al ensamblarlos en una nueva estructura argumental.

Estamos de regreso al cine de ensayo de Enrique Álvarez, con ese estilo poético y minimalista que alumbró su ópera prima La ola (1995). Graduado de Historia del Arte y de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los baños, Álvarez ha sostenido una carrera cinematográfica al tiempo que se desempeña como Jefe de la Cátedra de Dirección de la EICTV. Sin exponerse a la alharaca mediática ni reclamar el aplauso de la crítica, el cineasta ha desarrollado una carrera estable, con obras que se alejan del populismo y donde la subjetividad y la introspección, así como las turbulencias sentimentales de los protagonistas constituyen el centro de conflictividad.

Bajo un sol poderoso es un collage poético donde se entrecruzan tres historias de parejas, testigos de eventos sociopolíticos de diversa intensidad que han repercutido en la realidad cubana a lo largo de treinta años. El poderoso dueto integrado por Neysy Alpízar y Tony Alonso, quienes ya habían mostrado su radical dominio de la actuación espontánea, improvisada, electrizante y desaforadamente perfecta en Quiero hacer una película (Yimit Ramírez, 2020), constituyen el sostén rítmico del filme, su pepita de oro.

Bajo un sol poderoso, película de Kiki Alvarez
Bajo un sol poderoso, película de Kiki Àlvarez.

El director ha declarado que: “Bajo un sol… es también un diario, más bien, una bitácora regresiva de mis archivos y mi memoria. Soy yo y mis fantasmas, mis deseos, mis pérdidas, mis frustraciones. Un itinerario personal que es también el itinerario de una generación, de una época, y de los cambios que ha sufrido el país desde 1989 hasta hoy”.[1]

Los ilustrados de la campiña en La campaña

Autor de dos largometrajes de ficción, Vinci, y Omega 3, Eduardo del Llano es conocido sobre todo en el mundillo de la farándula cinematográfica por sus cortos sobre Nicanor O’ Donnell, un personaje hecho a la medida interpretativa de Luis Alberto García, quien supo darle todos los matices y disfraces con que del Llano quiso caracterizarlo durante más de una década. Nicanor aparece en distintas facetas, pero siempre inmerso en la realidad cotidiana y apremiado por situaciones que ponen a prueba su capacidad de salir medianamente airoso frente a los escollos que le impone la vida. Entre los memorables títulos de la serie pudiéramos citar Monte Rouge, Photoshop, Homo sapiens, Brainstorm y Pravda.

Un tanto lejos de aquel citadino personaje, el propio Luis Alberto García encarna a Escrutinio Bolaños en La Campaña (2021), un campesino de monte adentro que ha sido elegido junto a su familia para ser instruido durante la Campaña de alfabetización de 1961. Un joven brigadista arriba al típico bohío y encuentra allí al padre, tres hijas y la esposa, quienes le confiesan saber leer y escribir en español y en inglés. La lectura colectiva de Kierkegaard, Rimbaud, Hegel, et al., ameniza las noches de la singular familia. Perplejo ante la situación, el maestro opta por convertirse en alumno y ser instruido por estos sabios y circunstanciales mentores.

Escritor, guionista y cineasta, del Llano ha desarrollado una obra literaria extensa, marcada por la ciencia ficción, el retro futurismo y lo fantástico. Su prolífica labor como guionista incluye un Premio Coral de guion por La película de Ana (Daniel Díaz Torres), y en ese mismo rubro ha colaborado en obras de Fernando Pérez (La vida es silbar) y Gerardo Chijona (Perfecto amor equivocado).

Fuera de concurso, La Campaña expone una de las características distintivas en el cine de su autor: la ironía como fundamento de un discurso que suele ser corrosivo a propósito de la realidad social. Sin embargo, pese a los cuestionamientos abordados desde el humor y la parodia, el conflicto siempre encuentra soluciones conciliadoras que matizan la crítica a las instituciones, contingencias y disímiles procesos de la Cuba contemporánea.


[1] https://www.ipscuba/espacios/kiki-alvarez-la-precariedad-de-mis-peliculas-es-una-eleccion

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