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Un SOS por el patrimonio audiovisual

Texto y Fotos: Valia Valdés

 La intención de restaurar la obra fílmica de Nicolás Guillén Landrián, sobrino del poeta, surgió en Ernesto Daranas hace tres años, mientras se encontraba investigando para otro proyecto cinematográfico.

 Ernesto comenzó a recabar información entre los que conocieron a Landrián. Gracias a Mirta Ibarra pudo acceder a los archivos de Titón, contó con la memoria del Premio Nacional de Cine, Enrique Pineda Barnet y la ayuda de personas esenciales como Gretel Alonso y Libio Delgado, testigos de la intencionalidad artística del director de culto.

Sobre su consagración al tema, expresa Daranas:

“Antes que director de cine soy un cinéfilo, y esa es la manera en la que he admirado siempre la obra de Landrián. Posiblemente no exista otro cineasta cubano sobre el que se haya teorizado tanto en lo que va de este siglo, pero mi acercamiento a su obra ha sido siempre fundamentalmente sensorial. Ni siquiera ahora, luego de trabajar durante más de tres años con su obra y poseer un conocimiento más profundo de su vida dejo de verlo como ese amante del cine que soy”.

Continúa el también guionista de radio:

 “Como cineasta, pienso que Landrián es un modelo de honestidad intelectual. Sus dudas, su locura, su irreverente sentido del humor, su respeto por el cubano de a pie, su mirada sobre el drama racial y su cuestionamiento sobre el impacto que estaban teniendo sobre nosotros los cambios en los primeros años de la Revolución, están rotundamente expresados en una de las obras más personales del cine cubano. NGL es la evidencia de que ningún riesgo, ni estético ni político, debe coartar el derecho de un artista a expresar sus sentimientos, cuestionamientos, certezas e incertidumbres. En ese sentido, Landrián es un referente no solo para mí, sino para otros muchos cineastas cubanos”.

Después de haber consolidado los objetivos de la restauración y contar con la disposición del editor y asesor de posproducción Pedro Suárez y el productor Luis Tejera, Daranas presentó la propuesta a Ramón Samada, presidente del ICAIC, el cual se mostró receptivo ante el proyecto y posibilitó convocar un equipo creativo, en cuyos resultados resultaron indispensables los compañeros del archivo del ICAIC, quienes culminaron con éxito la búsqueda de diez documentales dirigidos por Landrián, de los cuales quedan seis en planes de restauración.

La conferencia de prensa que tuvo lugar en la sala Taganana del Hotel Nacional invitó al público y especialistas a conocer dicho proceso, las  dificultades originadas por el mal estado de las películas  y su identificación, la posterior inestabilidad del equipo y las condiciones de pandemia y ordenamiento que retrasaron el empeño.

Las experiencias narradas suscitaron el análisis del estado de conservación del patrimonio cinematográfico, poseedor de valores históricos y culturales de alta significación, por lo que el director de Patrimonio del ICAIC, Francisco Cordero, se refirió a las acciones que durante años acometió la institución para salvaguardar las copias y negativos de la cinematografía realizada antes de 1959, y lo filmado en años posteriores.

En los años 80 se realizó un levantamiento que mostró la cantidad de 40 000 rollos de película en existencia. La evaluación de ese momento con vistas a salvar los negativos originales exigió ocho  millones de dólares, que fueron imposibles de obtener. En los años 90 del siglo XX, ante el avance imparable de la tecnología digital,  se reconoció la progresiva obsolecencia del lenguaje analógico, se adquirió el primer telecine y se versionaron  las películas de 35 mm en formato  video. La tecnología digital de los primeros tiempos no satisfizó los standares de calidad adecuados, por lo que obras más recientes como Suit Habana y Los dioses rotos, filmadas en esa técnica, se encuentran en fase de necesaria restauración.

En 2009, gracias a una alianza con la Junta de Andalucía se obtuvo un presupuesto de un millón doscientos mil euros, dedicado a restaurar las bóvedas de conservación, gestión que posibilitó la rehabilitación de catorce bóvedas y se instalaron equipos de clima y humedad relatva, con la intención de conservar cinco mil titulos.

 Gracias al Instituto Nacional Audiovisual de Francia se inició en 2014 la digitalización y comercialización de aproximadamente dos mil cuatrocientas ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano y actualmente se encuentra en fase de negociación la digitalización de la obra documental de Santiago Álvarez, con más de ochenta títulos y la producción de Juan Padrón con setenta y tres. Además, se mantiene convenio con el archivo de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood para la restauración de los filmes de Tomás Gutierrez Alea y se trabaja en gestiones relacionadas con la cooperación internacional.

Francisco Cordero reconoció:

“Ha sido grave la afectación de los equipos de clima que contribuyen a preservar las peliculas, pues han sido dañados por el “sindrome del vinagre” -proceso de deterioro que actúa en las películas de acetatocelulosa cuando son expuestas a condiciones adversas de humedad y calor- Aunque se ha  rehabilitado el equipamiento que posibilita la conservación, los cambios bruscos de temperatura inciden en los filmes archivados”.

El director de patrimonio expuso la insistencia del ICAIC  ante el grupo de la Memoria Histórica del Consejo de Estado y todas las instancias posibles, sobre la urgencia de detener la destrucción del patrimonio audiovisual y explicó cómo se han abierto puertas a entidades privadas que a bajos costos o por solidaridad, puedan prestar auxilio a la obra fílmica nacional.

 Como una posible solución, el cineasta Ernesto Daranas propuso escanear en 4K todo el archivo existente pues, aunque la restauración exige cifras millonarias, el escaneo de los filmes es una manera efectiva de salvaguardarlos hasta que las condiciones económicas permitan otras acciones.

El director del proyecto y creador del documental Landrián se refirió a la motivación cultural y sensibilidad que debe primar al realizar esta tarea y apuntó otros inconvenientes que enfrentó el equipo:

“La primera etapa de la restauración es la limpieza y restauración del material, labor que se había hecho anteriormente de forma incorrecta al no secar las películas, posteriormente se escaneó y se rehabilitó la imagen y el sonido de forma digital”.

 A raíz de esos criterios emergió el tema de la formación de restauradores del patrimonio fílmico, capaces de dominar las herramientas técnicas más modernas y los procedimientos asociados al 35 mm, tópico que merece urgente atención por parte de los centros de estudio viculados a la especialidad.

La conferencia de prensa que tuvo como invitados a Ernesto Daranas, Luis Tejera y Pedro Suárez  sonó nuevamente las alarmas sobre el peligro en que se encuentra nuestro patrimonio cinematográfico, del que hemos perdído contenido valioso de manera irremediable. SOS para salvar la riqueza audiovisual de la cultura cubana.

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