Alejo Carpentier y el cine
Por: Rafael Lam
Alejo Carpentier arriba a su centenario creativo, oficio de periodista, crítico, cronista, novelista y musicólogo. También hay que considerarlo como una especie de historiador del cine. En su intensa carrera, el cine aparece asiduamente observado desde diversos puntos de vista; tanto en sus posibilidades estéticas como en sus potencialidades técnicas y sus derivaciones sociologías, con perspectivas de futuro.
Con esa aguda mirada de novelista, supo desbrozar posibilidades que aprovechó en sus diversos oficios, entre ellos el de crítico de cine, espectador lúcido y entusiasta, como expresó Salvador Arias.
El primer artículo de cine escrito por Carpentier data del 3 de julio de 1928, ahora hace 95 años, en el periódico habanero “El país”, bajo el título de “El cine décima musa”.
En ese escrito Carpentier ya establece una comparación del cine con el teatro, cuando el teatro era un arte consolidado y el cine tenía muy pocos años. Ya en esa crónica el maestro comprende la rapidez, una mímica poderosa. “La cámara tiene el poder de hacernos percibir sensaciones inéditas y no despojada de valor estético. Hay cierta belleza rara y poderosa en el espectáculo que ofrece el cine”.
Para Carpentier el teatro es arte “estático”, de efectos previstos, de límites marcados, “el cine inicia actualmente (1925) la persecución de una nueva técnica, en la cual ninguno de los recursos maravillosos e inagotables del artificio debe ser excluido. He aquí porque, estéticamente mirado, consideró al cine, arte joven, arte de la “décima musa” como lo llamó Costeau, mucho más interesante que el teatro malo”.
Alejo desde sus catorce años escribía a estrellas del cine como Talmadge, ídolo de Richard Egües. Alejo se comunicó con Greta Garbo, Joan Crawford y Jean Harlow. El escritor habanero comprendió que el cine tenía enorme poder de seducción, una irradiación, un aura, que le confiere la actuación de determinados actores. Esa aura mágica, el maestro sabía que era la esencia de los inicios del arte en las cavernas y aldeas.
El escritor siempre estuvo en la vanguardia de la creación y el arte, fue un investigador avisado, de luz larga y segura intuición.
Escribió sobre Walt Disney, Buster Keaton, Chaplin; también del Acorazado Potemkin de Einstein, Tennessee Williams, Walter Scott, Orson Welles Rene Clair, Luis Buñuel, Vittorio De Sica, John Houston.
De 1925, hasta su última crítica de cine en 1979, pasaron 61 años hablando de cine. Su última crónica fue el 21 de marzo de 1979, escribiendo sobre “En el vigésimo aniversario del Icaic, en el periódico “Granma”.
En ese escrito Alejo hace un análisis sobre la trayectoria azarosa del cine de America Latina, en comparación con los aportes del cine cubano a través de la industria del Icaic. En su escrito considera que nuestro cine es un verdadero documento de la historia de nuestra America en el siglo XX.
El cine cubano, conocido ya en todas partes, se ha integrado en el panorama de la cinematografía mundial. Cuba cuenta con magníficos documentales merecedores de premios y recompensas en los centros más exigentes de la cinematografía mundial. También cuenta con un creciente número de filmes largometrajes con una dinámica ideológica, por las personalidades que nos ha revelado, tanto en los campos de la técnica, como de la dirección e interpretación, ha impuesto sus valores a los públicos internacionalistas. Ya existe un cine cubano, dotado de un carácter inconfundible, de meritos reconocidos por toda la crítica especializada. Y esta gran obra ha sido posible gracias a nuestra Revolución” que consciente del valor del cine como vehículo de cultura, como factor importantísimo para la información y la cultura artística de las masas, ha prestado una atención y un apoyo constante, después de haber propiciado un nacimiento y desarrollo desde el primer momento de su triunfo y afirmación
Alejo Carpentier
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