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Arte escénico en televisión: muchas horas de trabajo

Por Valia Valdés

 El programa “El cuento” regresará en el verano a nuestras pantallas. A pesar de ser un valioso espacio, que defiende autores de calidad y de una esmerada realización, en los últimos años observamos cómo ha sido relegado dentro del horario nocturno de la programación televisiva, y logrado una segunda oportunidad en retrasmisión diurna. En referencia a este tópico, expresó la realizadora Mariela López Galano a Cubanow:

No puede tener audiencia si se transmite a la hora en que el público destinatario duerme. Hubo un tiempo en que, tanto el Cuento como el Teatro tenían un horario privilegiado. Todas las semanas había una propuesta diferente, pero al dejar de producirse hubo que sustituir el espacio en la parrilla de programación, y la consecuencia es la pérdida de la cultura.

Convencida de la necesidad de defender la permanencia de dramatizados como esos, argumenta: La televisión en Cuba sigue siendo un medio de comunicación de mayorías, sobre todo cultural. Aunque en casi todo es sustituible por las plataformas de internet, las opciones artísticas deben ser protegidas, pues son obras que merecen ser vistas por adolescentes y jóvenes.

La directora ofrece ahora dos cuentos, para la etapa estival, que forman parte de la obra de Antón Chejov:

Los audiovisuales con diferentes miradas deben ser privilegiados. Eso es lo que yo entiendo como política cultural.  El arte alimenta el espíritu y nos hace mejores en todos los sentidos. La creatividad hay que cultivarla, motiva a crecer.

Antón Chejov es un referente para todos y su obra nos parece una tentación. Su narrativa habla de la naturaleza humana; no es casual que el director Konstantín Stanislavski lo llevara a escena y mostrara su grandeza, al develar la psicología de los personajes.

Sus cuentos de humor apuntan a desmontar las máscaras del comportamiento humano, todos mantienen vigencia. 

De la obra del importante narrador y dramaturgo, la artista eligió los títulos: “En la oscuridad” y “Los simuladores”.

Se trata de textos precisos en su enfoque. Los unifica el autor y el tema. Son dos cuentos de humor, muy serios por cierto, sobre la manipulación, la astucia para conseguir un fin, la necesidad de escuchar mieles que endulzan los egos, y las migajas como recompensa a los delirios.

En la primera lectura nos reíamos, luego trabajamos la sinceridad con la que se manipula y es increíble; causa el mismo efecto que en la vida real, donde se asume y muchas veces se agradece la falsedad. Aunque más tarde, la verdad nos quita el velo.

¿En qué forma concibió la puesta en pantalla?

El ambiente es Rusia, siglo XIX. Decidimos evidenciar que estamos en un teatro, el escenario fue tratado como un estudio que nos permitió montar tres sets, con un sistema de producción estructurado en función de los actores y por medio de un concepto minimalista de la puesta, donde la contemporaneidad está en el sentido de las acciones que el texto devela. El escenario teatral nos permitió manipular la luz y dejar en el centro de la historia a los personajes, con sus luces y sombras.

¿La banda sonora?

“En la oscuridad” tiene dos temas musicales clásicos rusos. Es parte del juego en serio que es el teatro, coherente con el alma de los personajes. Nos apropiamos de la música para expresar sentimientos profundos.

¿Cómo ha sido la relación con los actores?

Dar vida a los personajes solo se logra con un elenco de actores que entregue su alma, sus sentimientos, sus horas de sueño y su piel. Los actores merecen todo el respeto del universo, su aparente fortaleza está quebrada y reforzada por sus vivencias y por muchas vidas ajenas, que les llegan por una multiplicidad de canales, y no precisamente agradables, formando capas de piel y almas que pasan por un solo cuerpo. “En la oscuridad” es interpretado por Alejandro Palomino, Yanelsi Gómez, Andrea Doimeadiós y el bailarín Héctor Javier, mientras que “Los simuladores” contó con el protagonismo de Laura Moras, Patricio Wood y Valia Valdés.

Con respecto a los especialistas que la acompañaron, Mariela López Galano quiso agradecer al equipo encabezado en la producción por Altair Reyes; Alina Anca como directora asistente; Ana María González en la dirección de fotografía;  Juan Carlos Tabío en la dirección  de arte; Talía Peña Quintana en el diseño de vestuario; Cristian Toll en la digitalización; Carlos Pérez en el sonido directo;  Jorge, al frente de las luces, y a cada integrante del colectivo que mostró gran profesionalidad; en el que pocos hicieron mucho y donde las fronteras se unieron  para dar espacio  a la armonía.

Acerca del estreno afirmó la directora: Falta el proceso de post producción, que está a cargo de Rafael García Lorenzo. El resultado está por ver, tenemos por delante muchas horas de trabajo.

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